Tres días después del estallido de la crisis, lejos de resucitar, el PSOE de Zamora continúa instalado en una sucesión de acontecimientos perjudiciales para sus intereses. Ayer, fueron cinco los representantes institucionales del partido que presentaron su dimisión. Por la mañana, en Benavente, Juan Carlos López abandonó el grupo municipal en el Ayuntamiento por "motivos estrictamente políticos" y, horas más tarde, en la capital, cuatro de los seis concejales del Consistorio, encabezados por su portavoz, Manuel Fuentes, anunciaron su renuncia por desavenencias irreconciliables con la dirección.

Si se analiza con detenimiento, la dimisión de dos tercios de los ediles municipales constituye un varapalo brutal para la formación que dirige, a nivel local, Mar Rominguera. Con Fuentes, se marcha Luis Vicente Pastor, un miembro de mucho peso dentro del partido, con 27 años de labor municipal a sus espaldas y, como bien se encargo él mismo de recordar, de aquellos que son militantes desde la etapa de la clandestinidad. También salen Óscar Díez y Consuelo Pombero, ambos de la confianza del ya exportavoz. Con sus cuatro asientos vacíos, tan solo Adoración Martín, la única de los que empezó la legislatura, e Ismael Aguado, uno de los hombres fuertes de la Ejecutiva provincial, se mantienen en el cargo, a la espera de la entrada de los siguentes en la lista.

La situación en la Diputación no es mucho mejor. Como Fuentes, Rosa Muñoz ha salido del partido arropada y con la sensación de contar con el apoyo mayoritario de sus compañeros. De manera similar a su homólogo en el Ayuntamiento, la exportavoz se llevó consigo a tres diputados, que abandonan su asiento como ya hiciera hace unos días José Luis Ferrero. Así pues, cinco de los nueve socialistas que ocupaban un puesto en la institución se han marchado en el contexto de la crisis galopante que vive el partido. 

Precisamente Ferrero genera uno de los principales quebraderos de cabeza en la dirección y ha sido, de forma indirecta, el detonante del estallido del conflicto. El pasado lunes, el alcalde de Micereces de Tera presentó ante los medios su nuevo proyecto político: 'Decide'; una formación con la que pretende acceder a los gobiernos municipales de un buen número de municipios. La supuesta connivencia de Fuentes y Muñoz con los responsables de este grupo supuso la retirada de la confianza hacia ellos por parte del PSOE y dio paso a toda esta serie de acontecimientos.

Mientras, la secretaria local, Mar Rominguera, y el responsable provincial, Antonio Plaza, acumulan dimisiones, críticas y reproches a sus espaldas sin darse demasiado por aludidos. Su respuesta a la crisis ha sido tibia y se ha limitado a un refuerzo de su decisión ante el "daño" que estaban realizando los portavoces de las instituciones al partido. Tampoco ha hablado demasiado sobre el tema José Luis Gómez, elogiado por todos y compadecido por muchos. Su situación como candidato a la Alcaldía no es, ni mucho menos, envidiable; su tarea para recuperar el prestigio de las siglas antes de mayo se antoja una labor titánica. 

Desde el otro lado, el PP observa los acontecimientos con la certeza de que le reportan un importante rédito electoral, como le ocurre también a Izquierda Unida. En el caso de los populares, Martínez-Maíllo fue condescendiente primero y duro después con la situación que atraviesan sus rivales políticos. El incumplimiento del compromiso que adquirieron los socialistas con los ciudadanos a través de las instituciones no ha sido del agrado del dirigente provincial que, tras la dimisión de Fuentes y el resto de concejales fue tajante: "El PP empezará a exigir responsabilidades". 

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