Tras cruzar la línea de meta, Jaime Rosón analizaba una etapa muy dura y en la que estuvo a punto de conseguir la segunda victoria de la temporada: “Estoy contento porque este puerto era brutal y no sabía cómo me iban a responder las piernas. En realidad no he atacado, sólo he puesto mi ritmo desde abajo porque sabía que no me podía cebar. Ha sido una pena que me haya cogido a trecientos metros, y al sprint no he podido hacer nada”.
Además, añadía: “Este año he dado un paso adelante y lo estoy demostrando en cada carrera. Estoy muy orgulloso del equipo, han trabajado increíblemente bien y es una pena no haberles podido dedicar la victoria”.
A falta de una jornada para el final de la Vuelta a Castilla y León, Rosón es segundo en la general pero reconocen que será casi imposible llegar al liderato: “Para mañana no creo que cambie nada, el puerto está demasiado lejos y él tiene buen equipo. Estamos contentos con el resultado”, zanjaba.
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