Eran poco más de las cinco de la tarde cuando un grupo de niñas de unos catorce años entraban llorando y presas de un ataque de ansiedad en un establecimiento de la calle Viriato. Una vez allí explicaban a las personas que se encontraban dentro del local que un individuo les había amenazado, poniéndoles una pistola en el pecho.
Ante eso, uno de los responsables del establecimiento salió de nuevo a la calle y se encaró con este individuo, y con los dos que le acompañaban, y también recibió una amenaza mientras el varón, de unos cuarenta años, se llevaba la mano a la pistola. Tras el incidente, los dependientes de este local informaban a la Policía de lo sucedido personándose varios agentes en la zona y localizando en la Plaza Mayor a los tres implicados.
Tras cachearles en los soportales del Ayuntamiento, los agentes detenían a dos individuos que portaban dos pistolas de bolas y que no opusieron ninguna resistencia. Una vez dentro, los policías tomaron declaración a los detenidos y a los testigos del incidente.
Poco después, los familiares de varias de las niñas amenazadas también se presentaban en la comisaría para interponer una denuncia. Según explicaron los agentes a estos familiares, las amenazas de estos tres hombres (dos que rondaban los veinte años y otro más de de unos cuarenta años) se habían producido con dos armas de bolas, aunque de una apariencia tremendamente real con las de fuego.
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