No hay mejor manera de comenzar con los desfiles procesionales de la Semana Santa que con la presencia en la calle de la Hermandad del Espíritu Santo. Hermandad que refleja de manera fiel los valores que han convertido en universal a la Semana de Pasión de Zamora. Las puertas de la iglesia del Espíritu Santo se abren. El rumor cesa en las aceras y la respiración se contiene. El crujir de la hoja del portalón indica que los penitentes están listos para procesionar con Cristo.
El hábito monacal y las sandalias franciscanas ya indican la penitencia, la sencillez, la humildad y el ambiente regio que acompaña el desfile. Solo los campaniles y las tinieblas rasgan el silencio respetuoso que se guarda en las aceras y sobre todo entre los hermanos que caminan con gesto reflexivo. La subida por la Cuesta del Mercadillo y la Travesía del Troncoso son instantáneas imperdibles al paso del Cristo del Espíritu Santo por unas rúas empedradas y angostas.
Como cada año, el acto en el atrio de la Catedral encoge el alma. La Pasión de Nuestro Señor es proclamada con voz firme y honda. La intimidad se apodera de una atmósfera inundada de incienso. El “Christus Factus Est”, de Miguel Manzano, resuena en la fachada de la Seo y da por concluido un acto con el que los hermanos ponen de nuevo dirección a casa. El Cristo del Espíritu Santo retorna a su templo y lo hace con quietud, pausa y meditación.
La Semana Santa de Zamora está en marcha. Una Semana Santa que se ve reflejada en la primera hermandad que desfila, la del Santísimo Cristo del Espíritu Santo que ya advierte que los sentimientos en Semana Santa en Zamora relucen a flor de piel.
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