La afición fue el sexto jugador que necesitaba el Aquimisa Queso Zamorano para afrontar el reto de la permanencia. La grada blanquiazul, esta vez repartida entre preferencia y tribuna, animó siempre a los suyos, hasta en los peores momentos, consciente de la importante de apretar hasta el final.

Esa entrega del público se plasmó en cánticos constantes de apoyo y en el sonido de los bombos que sonaron con fuerza en el Ángel Nieto durante toda la contienda.

El júbilo no llegó hasta el final y fue posterior a cuarenta minutos de enorme sufrimiento. Pero valió la pena. Los únicos que se marcharon cabizbajos del pabellón fueron los 50 seguidores albaceteños que también se dejaron la garganta animando a los suyos.

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído