La afición del CD Zamarat, un ejemplo de principio a fin

La hinchada del equipo naranja arropó a su escuadra desde el calentamiento y hasta minutos después del encuentro. Al final, un centenar de seguidores se desplazaron hasta la capital vitoriana para alentar a las jugadoras de Lucas Fernández.

A las dos de la tarde partía la expedición de aficionados del Club Deportivo Zamarat. Al final, el club costeaba dos autobuses que se llenaban de hinchas ávidos por celebrar la permanencia de su equipo en la Liga Femenina. Muchas jugadoras jóvenes de la cantera, acompañadas por sus familiares, se pintaban las mejillas con franjas naranjas, preparadas para la batalla de animación.

 

Media hora antes de que arrancara el duelo, los hinchas hacían acto de presencia en el pabellón. Una instalación deportiva que vistió sus mejores galas, puesto que el equipo local se jugaba el acceso al play off por el título. El verde contra el naranja era la batalla en la cancha y también los graderíos del vetusto pabellón de Mendizorroza. 

Los locales vencían en número y también en ritmo, con la presencia de una charanga que amenizó el transcurso de la contienda. Pero los zamoranos, aunque inferiores en número, se dejaron notar en toda la contienda. Cada canasta, cada cambio y cada acción eran jaleadas por los hinchas zamoranos, que también levantaban a las suyas en los momentos más delicados.

Al final, los zamoranos contuvieron la respiración con la grave lesión de Isabela Ramona, celebraron la permanencia tras conocer la derrota de CREF Hola, y volvían a celebrar la salvación con el bocinazo final. Tras eso, el júbilo se desbordó y todos los hinchas bajaron a la cancha para celebrar la salvación con las jugadoras. Todos como una gran familia. Una familia que seguirá por séptima temporada consecutiva en la élite del baloncesto femenino español. 

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