La igualdad sigue siendo la tónica general de una Vuelta al País Vasco en la que el zamorano Jaime Rosón mantiene intactas sus opciones de aspirar a todo después de la disputa de las cuatro primeras etapas. El corredor del Caja Rural aguantó bien con los mejores en la subida al Vivero y entró decimocuarto en la meta de Bilbao, a dos segundos de Roglic, que aprovechó el desorden tras la bajada para apuntarse la etapa.
De hecho, el esloveno estuvo a punto de arrebatarle el amarillo a David de la Cruz, que se mantiene en cabeza de la General con un segundo sobre Roglic y tres sobre los otros 36 hombres que aún conservan la esperanza de hacerse con el triunfo final a falta de dos etapas. Entre ellos, un Rosón que sigue demostrando que es necesaria una dureza extrema en la carrera para que él pierda rueda.
En esta ocasión, neutralizada la escapada del día al inicio del puerto, el zamorano se mantuvo siempre visible a pesar de los arreones de hombres como Kreuziger o Yates, incapaces de despegarse ante el trabajo de Enric Mas y la solidez de David de la Cruz.
También estuvo al loro Rosón para evitar la caída en los últimos metros, un golpe que se produjo en la zona de seguridad - nadie perdió tiempo - pero que dejó magullados a algunos implicados, como Contador, que sufrió dos golpes y una avería en la etapa. Al final, el corredor del Caja Rural entró decimocuarto en meta.
De este modo, todo se mantiene abierto de cara a la decisiva etapa de este viernes, en la que los corredores tendrán que lidiar con seis puertos, tres de ellos de Primera, y en la que se espera que los favoritos marquen la diferencia antes de la crono final.
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