Otero de Sanabria se ha convertido en un pueblo acostumbrado a la prensa. No se extrañan ante la presencia de cámaras y de preguntas acerca del futuro apeadero. Pese a ser un pueblo con pocos habitantes, los pocos que habitan allí durante el invierno, coinciden en los beneficios que va a brindar esa estación. “Tenemos el mismo derecho que todos a contar con una estación que nos sirva para desplazarnos”, comentó José, nacido en Otero pero obligado a emigrar por trabajo a Guipúzcoa mostrándose muy feliz por poder volver a su pueblo de origen. “La gente joven de aquí emigra a Madrid para conseguir trabajo, si se pensara más en los pueblos pequeños esto no nos pasaría.

Desde el pueblo hasta la zona de obras existe una distancia de apenas cinco kilómetros, dirección que conoce a la perfección Rafaela, vecina del pueblo que contaba con tierras de cultivo en lo que serán las futuras vías. “Dicen que la ministra es de por aquí y que por eso nos hacen la estación, pero ya podía haberse pronunciado antes y que no hubiese permitido que nos quitarán las tierras por cuatro duros”, declaró la vecina de Otero que también se mostró molesta porque los trabajadores implicados no correspondiesen a la zona. Rafaela, pese a mostrar su descontento con estos aspectos, añadió que la infraestructura le parece bien y se une a la ilusión de un pueblo que quiere volver a crecer.

Pese a existir un sentimiento generalizado de aprobación ante el proyecto de alta velocidad, el malestar por las tierras perdidas también se ha convertido en un habitante más del pueblo, “las tierras que nos quitaron eran llanas y perfectas para cultivar, ya estábamos asentados ahí de toda la vida. Ahora hemos tenido que tirar de terrenos que se encuentran más al interior y no son tan buenos para plantar y cosechar”, aseguró Rafaela vecina del municipio de 86 años.

 

 

 

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