Se trata, quizás, de la visión más romántica del pastoreo, y a la vez una de las más duras que obliga al pastor a tener una fortaleza física y mental inigualable. La trashumancia se lleva practicando durante cientos de años y en su génesis se trataba de un tipo de pastoreo extensivo irremediable. La falta de medios de transporte obligaba a los pastores a tener que desplazarse con sus cabezas de ganado durante cientos de kilómetros para transportarlos de los pastos de invierno a los pastos de verano. 

Con el paso de los siglos y la llegada de los medios de transporte y las nuevas tecnologías, la trashumancia siguió teniendo su misma razón de ser, pero en gran parte de la nación perdió su aire añejo. Pese a ello, todavía hay miles de pastores en España que apuestan por este método extensivo de sistema agrario. En Zamora, concretamente hay una quincena de pastores trashumantes que siguen apostando por este tipo de pastoreo, por obligación, pero también por romanticismo. 

“Todo apunta a que tristemente seremos la última generación de ganaderos trashumantes en Zamora, aunque esto nunca se sabe”, lamenta Nicolás Silva, ganadero trashumante de Pobladura del Valle, que lleva casi veinte años realizando este trabajo. Algo más lleva Tomás García, natural de El Poyo. “Es un tipo de pastoreo muy duro porque el campo es muy duro. Estás a la intemperie y muy lejos de tu casa e incluso lejos de núcleos habitados. Duermes donde toca y como toca. Y si llueve o hace frío no puedes irte a ningún sitio”, expone Tomás García. 

Actualmente en Zamora hay dos grupos de pastores trashumantes formados por siete pastores cada uno y con una cabaña de cinco mil ovejas por grupo. En el caso de Nicolás Silva y Tomás García, el grupo se junta en Gallegos del Campo para comenzar la trashumancia hasta Porto de Sanabria. Suben en grupos de dos o tres pastores y van alternando semanas o meses, durante los tres meses que realizan este método extensivo. 

Los dos pastores se muestran orgullosos de que ahora la población en general y en concreto la más joven pueda ver el trabajo que desarrollan gracias a la exposición que permanecerá abierta durante todo el mes de julio en el Palacio de La Encarnación: “Es importante que haya un reconocimiento a la gente que trabaja en el campo en general y a los pastores, no solo a los trashumantes. No estamos muy reconocidos”. 

Además, aprovechaban la inauguración de la exposición para lanzar alguna demanda “a las administraciones que correspondan”: “Cuando subimos a hacer la trashumancia nos encontramos problemas con las vías, pasos peligrosos, zonas de carretera vallada, partes en el monte cerradas que nos dificultan continuar, no hay chozos… Realmente hacemos una trashumancia de hace quinientos años por escasez de recursos y por situación de los caminos”, finalizaban.

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