El pulso a la salida de la crisis económica continúa sin definirse, también para los loteros. La campaña de Navidad no arroja cifras concluyentes que determinen un aumento del poder adquisitivo de los zamoranos, aunque en las administraciones de lotería vislumbran una lenta mejoría. 

Cabe destacar que los ciudadanos se han comportado este año con mayor premura en la adquisición de los boletos, por temor a que se agoten sus números favoritos. Y es que la suerte puede estar en cualquier sitio, por eso cada uno la busca donde más le gusta. Las terminaciones en 16, por el curso, en 13, por llevar la contraria, en 15, cuestión de belleza, o en 69, vaya usted a saber por qué, son las más demandadas.

A menudo, los jugadores apuestan por el mismo número durante toda su vida. No incrementa las posibilidades de resultar agraciado pero disminuye la ansiedad y el temor de tener que arrepentirse si cambian un año de casilla y Murphy está al quite para imponer su ley. Fechas de nacimiento o de boda son un clásico entre las peticiones intencionadas. También hay quien no se para a escoger, pues da lo mismo.

Sin embargo, cosa de supersticiosos es el azar. Incluso hay no pocas personas que se desplazan para comprar series, décimos o participaciones en otras capitales. 'La suerte hay que buscarla', pensarán. Por eso, ya hay administraciones que intercambian lotería con otras provincias para ahorrar el viaje a sus clientes y ofrecer un variado surtido en su oficina. 

Desde hace varios años, las administraciones de lotería facilitan a las empresas la adquisición del mismo número entre los trabajadores de cada entidad. Solicitan los décimos de la cifra escogida y son los trabajadores quienes acuden al lugar indicado para participar en el reparto, siempre que salpique. Desde el Gordo a la pedrea.

Tapar agujeros

La publicidad siempre encuentra ingeniosas formas de llamar la atención de los ciudadanos para que participen en la lotería. La referida al sorteo de Navidad últimamente prefiere rascar en la fibra sensible de las personas con bucólicos spots melodramáticos, aunque es muy común buscar la sensación de ser ya rico. Un anhelo mayoritario desde la infancia. La manida hipótesis de la lista de los Reyes Magos. Paga la suerte.

Una isla, un barco, un piso en la playa. El sol no puede comprarse, pero sus accesorios son los más soñados. Los viajes, las mansiones, los vehículos de lujo. Joyas, tecnología punta. 'Me compro un equipo de fútbol'. Los años ponen los pies en la tierra y al final acaba emergiendo la realidad, carente de color pero sensata. Deudas, créditos, letras, hipotecas. "Tapar agujeros y darme algún capricho". No falla, aunque de momento, el atajo de la Lotería de Navidad nunca se ha iniciado desde Zamora. 

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