La escuadra de Manuel Fuentes se mostró aún carente de varias de las características que debe tener este equipo en la temporada que está próxima a iniciarse en Tercera División. Desde la defensa, el conjunto azulón se mostró seguro pero no terminó de conseguir salir con fluidez en el balón jugado; un aspecto en el que está incidiendo mucho Fuentes en estos compases iniciales de preparación. Un extremo, el del juego rápido, que tampoco consiguieron imponer los mediocentros.
Algo más participativos se encontraron los extremos con Ramón y Jarabo muy activos aunque con poca suerte en el desborde y en el centro. Y es que al igual que la defensa empieza a asentarse y a mostrarse tremendamente rocosa (salvo contadas excepciones), la parcela de vanguardia aún tiene que afinar en los últimos metros.
Sin duda, la faceta que mejor controló el GCE Villaralbo fue el juego aéreo. Tanto en defensa como en ataque, el equipo de Manuel Fuentes salía ganador en casi todas las acciones. En ataque remató prácticamente el cien por cien de los balones colgados, pero no fue capaz de encontrar portería en ningún momento. Pero paradójicamente, en defensa, el tanto del Onzonilla llegó en un balón largo bien peinado por el mediapunta que definió el ariete tras encontrarse solo en la caída al área pequeña.
Esa diana llegaba después de una primera parte seria del GCE Villaralbo. Tras el paso por vestuarios, corría una hora de encuentro cuando el Onzonilla se avanzaba en el luminoso. A partir de ahí, los leoneses tiraron de oficio para dejar correr los minutos y al GCE le faltó la chispa y conexión suficiente para hilar alguna jugada con peligro. Pese a todo, las opciones a balón parado seguían llegando.
Pero el gol local no llegó y el trofeo de las fiestas de Villaralbo se fue para un Onzonilla que demostró que será uno de los equipos a tener en cuenta para el ascenso en la Regional de Aficionados.
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