"Tenía más miedo a la migraña posterior a la crisis que al ataque en sí"

 "Tenía más miedo a la migraña posterior a la crisis que al ataque en sí"
"Tenía más miedo a la migraña posterior a la crisis que al ataque en sí"

A los once años, César se despertó una mañana con un "terrible" dolor de cabeza: "Para mí fue muy raro. Sólo quería que se me pasase y no me importaban mucho los detalles de lo que me había pasado", explica este zamorano, más de quince años después de aquella primera crisis. Lo que le sucedió resultó ser un ataque de epilepsia, uno de los trastornos neurológicos más comunes, que afecta a seis de cada mil personas en España.

En su caso, aquella mañana fue el inicio de una serie de pruebas que le confirmaron que había sufrido un ataque de estas características. "A partir de ahí, el especialista ya me dijo con seguridad lo que era y la medicación que tenía que tomar en ese momento". Al principio, empezó siendo un jarabe; más tarde, llegaron las pastillas: "Me hacía pruebas anualmente para que me la ajustaran. Aún sigo haciéndomelas, pero mi tratamiento no ha variado en mucho tiempo", señala el joven zamorano.

En cuanto al miedo a un posible ataque, César subraya que sufría muy pocas crisis al año: "Lo pasaba mal durante los días posteriores, pero durante el resto del tiempo no me angustiaba mucho", apunta. Y añade: "Mi epilepsia es nocturna y sólo me ha sucedido mientras estaba dormido. A veces, sufría para conciliar el sueño, pero me fui acostumbrando".

A lo que no llegó a acostumbrarse César es a la "fuerte migraña posterior al ataque", a la que "temía más que a la propia crisis". Tampoco ha sido fácil para él convivir con una medicación que le ha "limitado" a la hora de hacer ciertas cosas y con la estricta regla de dormir, al menos, ocho horas, para controlar mejor la enfermedad: "A ver quién lo hacía en época de exámenes durante la carrera", justifica.

Ahora, han pasado ocho años desde el último ataque que sufrió este zamorano pero, a pesar de ello, debe continuar con el tratamiento: "Se supone que no puedo beber café, ni alcohol. A veces, te puedes saltar alguna regla, pero sin pasarte", advierte.

CASOS LEVES

No todos los casos de epilepsia afectan en el mismo grado. Javier, otro zamorano de 36 años que padece la enfermedad, sufre de vez en cuando ataques mucho más moderados: "Me pasa desde los catorce años. Se me duerme la mano y es como si viera doble", explica. Y apostilla: "No me impide hacer mi vida normal, aunque llevo todo este tiempo tomando mi medicación":


 

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