Las esquilas del Barandales vuelven a sonar por las calles de Zamora. Pasadas las ocho y veinte de la tarde, tras la celebración de la Palabra, el Nazareno de San Frontis asomaba su bello rostro por la puerta del templo de origen románico con la cruz a cuestas. Ataviado con su túnica de terciopelo morado y bordados en oro, el Mozo salía de su templo un Jueves de Pasión más para proceder a su popular traslado. Cientos de devotos le esperaban con emoción en los exteriores de la iglesia para poner rumbo a la Catedral en su ‘Camino de la Cruz’ y juntos atravesaron el Duero por un iluminado Puente de Piedra que volvió a brillar. 

Una vez en la margen derecha del río, los zamoranos le auparon por la cuesta de Pizarro, cruzaron la plaza Arias Gonzalo y le ayudaron a proseguir su camino hacia la Catedral, donde el Mozo se adentró con los acordes del himno nacional sonando de fondo gracias a la Banda de Música Maestro Nacor Blanco. El cielo respetó su traslado y cientos de fieles custodiaron al Nazareno en cada instante durante todo el recorrido, cuyo cortejo empleó dos horas y media en llegar hasta la Seo de la perla del Duero. Allí, el Cristo descansará hasta el próximo Martes Santo, momento de su regreso a la iglesia de San Frontis en compañía de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis. 

De este modo, la obra de autor desconocido que data el siglo XVII protagonizó, un año más, el primer acto procesional de la esperada Semana Santa. Bienvenidos al museo vivo más grande del mundo. Zamora, comienza la Pasión.

 

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