De Vicente Díez a Francisco Gustavo Cuesta de Reyna. El pregón de la Cofradía de Nuestra Madre de Las Angustias volvió a destilar emotividad por los cuatro costados. Este zamorano semanasantero de pro acudió al alma de todos los presentes que como cada año se muestran fieles a esta cofradía y a uno de los actos más sensibles de cuantos se producen en la previa de la Semana de Pasión. 

Una sensibilidad transmitida este miércoles por Cuesta de Reyna que durante su pregón apeló a su pasado, a su vivencia personal, a sus detalles familiares y a su amor, en definitiva, por la cofradía que desfila la noche del Viernes Santo al Sábado Santo. Todo, con una iglesia de San Vicente prácticamente llena que incluso evitaba coger aire para no perderse ni uno de los susurros de Reyna. 

Desde que con cuatro años apreció por primera vez desde el balcón de su casa este desfile, fue narrando su historia vital, siempre ligada con esta cofradía. A los cinco años se estrenaría como hermano de fila, recordaba, al igual que rememoraba las marchas procesionales y ya pensaba en un futuro cercano con Nuestra Madre de las Angustias saliendo al suelo empedrado de la capital zamorana. 

Así, entre recuerdos, vivencias y alusiones a la Madre, Cuesta de Reyna finalizó su pregón a la espera que en apenas quince días la imagen de Nuestra Madre muestre su dolor a los zamoranos por la calles de Zamora por tener a su hijo muerto en el regazo.

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