Francisco Guarido cumple este domingo cien días como alcalde de Zamora. Después de veinte años de gobierno del Partido Popular - doce de Antonio Vázquez y ocho de Rosa Valdeón - la izquierda gestiona el Ayuntamiento de la capital desde el pasado 13 de junio gracias al pacto entre Izquierda Unida y PSOE, un acuerdo político que se plasmó en un programa marco cuyos propósitos se van cumpliendo de forma paulatina.

De hecho, uno de los compromisos más alabados por la ciudadanía, el de la bajada de impuestos, ha cristalizado esta misma semana, con la presentación de cinco nuevas ordenanzas fiscales, entre las que destacan las referidas a la eliminación de la tasa de basuras para garajes y trasteros y la reducción del coeficiente del IBI, que, eso sí, ha sido menor de lo que se esperaba.

Antes, en el inicio del mandato, Guarido había cumplido con la anhelada bajada de los sueldos del equipo de gobierno, una medida que dejó sus propias retribuciones un 47% por debajo de las de su predecesora en el cargo. Ese anuncio de nueva austeridad no se vio acompañado por la publicación de su declaración de bienes y la de sus concejales en la web municipal, una de las llamadas "medidas inmediatas" que aún no se ha llevado a cabo.

PROBLEMAS INICIALES

Desde el primer momento, Guarido ha tenido que lidiar con los problemas inherentes a la entrada en el gobierno y también con otros conflictos inesperados, como el de los retrasos en la apertura de las piscinas o la llegada de diversas 'multas' que el Ayuntamiento ha tenido que afrontar con carácter de urgencia.

Por lo demás, a nivel interno, el alcalde se ha esforzado en acelerar la maquinaria burocrática del Ayuntamiento y en implicar a los funcionarios en la forma de hacer las cosas del gobierno actual, con menos externalidades y un mayor peso de los propios técnicos y empleados públicos. La salida adelante de los pliegos para los contratos de las piscinas, los parkings o la iluminación tendrán la firma de este nuevo estilo.

En este 'modus operandi' no caben las implicaciones religiosas. Guarido no ha acudido, ni acudirá, a ningún acto de esta índole. Adecuado para unos, irrespetuoso para otros, polémico en cualquier caso, el asunto ha copado una buena parte de las conversaciones en una ciudad que asiste, con curiosidad y expectación, a la puesta en marcha del proyecto de la izquierda en Zamora.

 

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