José María Pérez, más conocido como Peridis, es arquitecto y dibujante. Ha publicado varios libros sobre humor y sátira política. Saltó a la pequeña pantalla con el programa de TVE “Las claves del románico” con varias temporadas en antena. En la actualidad, colabora diariamente con sus viñetas en el diario El País y es presidente de la Fundación Santa María la Real. En 2012 publicó, también en Espasa, La luz y el misterio de las catedrales. Ahora, con la novela “Esperando al rey”, Peridis se ha alzado con el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio 2014.

Precisamente esta novela es la que presentaba este martes el propio Peridis en la Biblioteca Municipal de Zamora. El autor decide ambientar la novela en plena siglo XII, en la infancia y minoría de edad del Rey Alfonso VIII (1155-1214), también conocido como «El Noble». La novela arranca en la infancia de los hermanos Fernando y Sancho, hijos del emperador Alfonso VII. Como era costumbre en la época en sus circunstancias, los hermanos son criados por familias nobles cercanas al Rey. El príncipe Fernando, futuro rey de León, crece bajo la tutela del Conde de Traba en el Castillo de Monterroso, Galicia. Allí crece junto a la hija del conde, Teresa, relación que marcará el futuro de Castilla. Teresa constituyó su primer amor, su refugio y consuelo de infancia.

Fernando es llamado, junto con Sancho por orden de su padre. El emperador Alfonso VII reúne a toda su corte para comunicarles una decisión trascendental. A su muerte, el reino quedaría dividido entre sus hijos, dejando a Sancho, su reflexivo y débil primogénito, el reino de Castilla; y a Fernando, su impulsivo hijo menor, la corona de León.

Peridis logra mezclar con una naturalidad extraordinaria el mundo del arte introduciéndolo en la vida cotidiana de sus protagonistas. Con maestría asistimos a la construcción de la Catedral de Santiago, a la reforma de monasterios castellanos, a la ampliación de la catedral de Burgos… Recorremos el románico castellano mientras los personajes se preguntan cómo hacer las bóvedas más altas, dejando claro la insuficiencia de los arcos de medio punto para ello. Se deja intuir así los primerísimos albores del gótico que ya está llegando. Peridis logra incorporar todo este amor por el arte sin que resulte un añadido.

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