“Me llamo Santiago y vine al centro porque estuve un año en la calle”, así comenzaba el testimonio de Santiago Salvador, albañil zamorano en paro y usuario del centro para personas sin hogar que ofrece Cáritas Diocesana de Zamora. Aunque en la actualidad comparte piso con otro compañero, Santiago sigue vinculado al hogar ‘Madre Bonifacia’ como usuario del servicio de comedor social.
“Se me acabaron las ayudas y no tenía ningún sitio para dormir, pedí la ayuda de ciudadanía y me la denegaron tres veces”, confesaba. A raíz de ser acogido en el centro de Cáritas durante un tiempo, Santiago consiguió dicha subvención lo que le otorgó cierta autonomía para poder alquilar una habitación en un apartamento. “Ahora vivo fuera pero vengo al centro a comer, a cenar, y a los talleres ocupacionales porque así matas la mañana y la tarde”, explicaba.
El próximo mes de diciembre se le agotará la ayuda por desempleo y asegura no saber lo que va a pasar. “Ahora para poder cobrar una ayuda tengo que trabajar seis meses, tengo 55 años, he cotizado 30 y parece que no tengo derecho a nada”, lamentaba Santi quien también denunciaba la escasez de la cuantía de las prestaciones: “las ayudas no llegan para las viviendas, he vivido en tres diferentes y en algunas no había calefacción por lo que me tenía que echar cuatro o cinco mantas”. “La cosa está fastidiada”, resumía con pesadumbre.
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