Rodilla en tierra, los hermanos juraron silencio ante la imponente presencia del Santísimo Cristo de las Injurias, una imagen con cerca de 500 años de antigüedad que sigue siendo símbolo de respeto y devoción para los 2.300 cofrades que, como cada año, se han dado cita en la Plaza de la Catedral para poner rumbo, sin mediar palabra, a las calles de la ciudad.

Descalzos o con sandalias, por fe o por una promesa, pensando en alguien en concreto o en todos a la vez, los hermanos han desfilado durante más de dos horas antes de llegar al Museo. La procesión ha seguido su curso hasta lo alto de Santa Clara para regresar después por San Torcuato y pasar por segunda vez por la Plaza Mayor antes de llegar a su destino.

Como es costumbre, a su paso se han colocado hileras e hileras de fieles y de curiosos dispuestos a contemplar la talla del Cristo de las Injurias, una imagen con cerca de 500 años de antigüedad que es el bien más preciado de la cofradía y uno de los elementos que permiten presumir de iconografía a la Semana Santa de Zamora.

Al final, los hermanos de blanco y rojo, una vez cumplido el juramento, pudieron hablar de nuevo para desearse salud para el nuevo año y despedir al Cristo hasta que, en la próxima primavera, vuelvan a estar de rodillas ante él.

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído