La congelación del tramo autonómico del Impuesto sobre la Renta de las Personas Física es una decisión que la Junta ha mantenido durante este ejercicio y, además, durante la pasada campaña, aplicó catorce beneficios fiscales en ese impuesto dirigidos a elevar la renta disponible de los castellanoleoneses. “Estas deducciones implican un esfuerzo para las arcas autonómicas en un momento como el actual, que se estima en 31,7 millones de euros y se afronta dentro de la apuesta del Gobierno autonómico por la rebaja selectiva de tributos”, indican fuentes de la Administración autonómica. “Todas las ventajas que tiene implantadas Castilla y León en el IRPF están limitadas por la capacidad económica del contribuyente. Con ello, se pretende favorecer a los que más lo necesitan, que se ha estimado que son aquellos con una base imponible total igual o inferior a 18.900 euros en tributación individual y 31.500 en tributación conjunta, unas vez aplicados los mínimos personal y familiar”, añaden.

En cuanto al contenido de los beneficios fiscales de la Comunidad autónoma, tienen como “objetivo básico” el apoyo a las familias.

La Administración regional establece las siguientes bonificaciones: Por nacimiento o adopción de hijos, por adopción internacional, por familia numerosa, por cuidado de hijos menores, por el permiso de paternidad y para mayores dependientes. Junto a esto, se favorece la emancipación de los jóvenes -con las deducciones por adquisición de la primera vivienda en núcleos rurales y por alquiler-, la inversión en ahorro energético en los hogares, la adaptación de inmuebles para discapacitados, las iniciativas emprendedoras -mediante la deducción por autoempleo de mujeres y menores de 36 años- y el cuidado del patrimonio -con ventajas por donar o invertir recursos en la rehabilitación del patrimonio histórico, cultural y natural-, según las mismas fuentes.

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