La afición del Zamora volvió a salir con malas sensaciones del Ruta de la Plata. Después de llegar inquietos, respirar con el primer tiempo y entrar en tensión con el gol del Marino al inicio de la segunda mitad, los seguidores transformaron en silbidos su rabia después del empate. El respetable no daba crédito a lo ocurrido y así se lo hizo saber a sus jugadores y al banquillo.

Quienes sí se marcharon aplaudidos fueron los canteranos Álvaro de la Iglesia y Ioritz, cuyo esfuerzo agradeció una hinchada acostumbrada a padecer, pero que cada vez parece más descontenta con la dinámica de su equipo. Durante el choque, las ocasiones falladas minaron poco a poco la moral del público que cantó muchos 'uys', pero que se marchó cabreada tras ver cómo los suyos no transformaban en gol las oportunidades.

Todo esto en un día que, al fin y al cabo, era de Carnaval. De este modo, algunos seguidores, principalmente los más jóvenes, decidieron acudir al estadio ataviados con sus disfraces para contribuir al jolgorio de una fiesta dominguera y deportiva que trajo más disgustos que sonrisas.

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