Los habitantes del barrio de San Lázaro no han faltado a la cita y han arropado, un año más, a la Virgen del Yermo en la romería a la que da nombre y que se celebra en el día posterior a La Hiniesta. Al pie de la imagen estuvieron los fieles, más alejados, los menos devotos, y desde los bares o, simplemente en la calle, siguieron el recorrido quienes carecen de fe, pero centenares de personas quisieron participar, cada uno a su manera, de una fiesta popular de gran arraigo en la zona.

Como es costumbre, con el olor a tomillo y a romero y el sonido de las campanas de fondo, a eso de las nueve menos cuarto de la tarde, después de la misa, la procesión ha partido de la iglesia de San Lázaro. Desde templo abarrotado han ido desfilando feligreses antes de la salida de los pendones y de los niños y niñas que acaban de realizar la Primera Comunión.

Los pequeños han sido protagonistas ante el rostro orgulloso de los padres que prefirieron observar la escena desde fuera antes que colarse dentro de la fila para inmortalizar el momento con sus smartphones o tabletas. Como es tradición, los niños y niñas lanzaron flores al público por delante de la Virgen, que se coló en las entrañas de San Lázaro antes de regresar por Obispo Nieto.

Antes de volver a la iglesia, tuvo lugar la clásica subasta de las andas, que supuso el punto y final a un acto religioso que, como siempre, llegó seguido del reparto de arroz con leche y de la fiesta en las calles antes de entrar de nuevo en casa.

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