…Pero aumentan las estafas por bandas organizadas

En los últimos cinco años se han detectado, al menos, a 400 bandas operando en toda la geografía española. Los importes medios de sus fraudes ascienden a los 12.000 euros por siniestro.

 Golpe cardenal cisneros alcance oct17
Golpe cardenal cisneros alcance oct17

Si bien el fraude a título particular ha disminuido, uno de los grandes males endémicos para las aseguradoras son las bandas organizadas que se tratan de engañar a las compañías. Y es que, como recoge el Cuarto Barómetro del Fraude en el Seguro de Autos de Línea Directa, las mafias que se dedican a estafar al seguro se han incrementado un 152% en España en los últimos cinco años.

Y es que el número de redes delictivas detectadas asciende a casi 400 bandas que se reparten por todo el territorio nacional y que también se dedican a otros delitos graves. Además, la estafa responde a un perfil muy concreto: se tratan de fraudes carruseles, que buscan engañar a varias compañías de forma continuada tratando de obtener indemnizaciones por daños corporales.

La composición de esta banda varía, aunque el núcleo de decisión suele tener entre tres y cuatro cabecillas y los importes medios de sus estafas multiplican por 10 a los fraudes realizados de forma individual, superando, de media, los 12.000 euros de coste.

Castilla y León, la comunidad donde menos actúan estas bandas organizadas

El reparto territorial de estas bandas también es desigual. Por suerte para nuestra comunidad, Castilla y León es uno de los territorios donde menos actúan estas mafias, contrastando con Murcia, Cantabria y Andalucía, los lugares donde más fraudes al seguro tienen lugar.

A la vista de estos datos, Francisco Valencia, director de Gobierno Corporativo de Línea Directa, advierte de este fenómeno, recordando que “aunque sea muy reprobable el que un conductor trate de engañar a su aseguradora, el problema que más preocupa a los equipos antifraude de las compañías es, sin duda, el de las mafias organizadas”, porque, como recuerda, se tratan de “bandas profesionales que se dedican a defraudar de forma sistemática y que, habitualmente, están vinculados a otro tipo de delitos aún más graves”.

Y es que este tipo de estafas hace que el número total de fraudes detectados por compañías no descienda en su totalidad de manera significativa. Una práctica que comenzó a ascender con la llegada de la crisis económica en 2008 y que en 2014 alcanzó su máximo histórico.

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