De un modo similar a lo que ha ido ocurriendo las nueve provincias de Castilla y León, la Cámara Agraria de Zamora ha ido languideciendo de forma progresiva durante los últimos cinco años hasta situarse en un punto que, aparentemente, marca el final de la entidad de un modo inexorable.
De hecho, en el Pleno celebrado ayer se acordó por unanimidad el despido “inevitable” de los tres trabajadores laborales que todavía le quedaban a la Cámara ante la imposibilidad de mantener un gasto sostenido por la falta de liquidez provocada no solo por la reducción de la partida procedente de la Junta de Castilla y León sino porque, además, “el ya escaso dinero que nos corresponde este año ni siquiera nos ha llegado todavía”, según indica a zamora24horas el presidente de la Cámara Agraria de Zamora, Miguel Blanco.
De esta forma, ante la perspectiva de empezar a adeudar nóminas, la Cámara tomó tan drástica decisión, “acuciada por las circunstancias a las que nos ha conducido la gestión nefasta de todo este proceso incomprensible por parte de la Consejería de Agricultura y Ganadería”, según señala Blanco. “Hubo una época, no hace mucho, en la que teníamos siete trabajadores para desarrollar la importante labor de la Cámara y hemos llegado a esto sin comerlo ni beberlo”, añade.
En cualquier caso, la organización insiste en que si la Junta de Castilla y León considera que “ya no procede mantener” las cámaras agrarias y que “se apañen como puedan” las juntas agropecuarias locales, que “tomen ya la decisión de suprimirlas”, como se ha hecho en otras comunidades autónomas. “Desde hace cuatro años, la Consejería toma decisiones en este sentido y deja morir por inanición las cámaras. Si alguna consigue el padrinazgo de una diputación o de un millonario podrá mantener el tipo algún año más pero no se va a dar el caso. Ha conseguido crear un verdadero caos”, concluye.
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