Miguel Blanco Suaña nació en Perilla de Castro (Zamora) hace casi 57 años, de los que lleva más de la mitad vinculado a la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, concretamente, desde el año 1982.

Sabe de flora melífera y de abejas, no en vano es apicultor a título principal y gestiona una explotación apícola con colmenas en las comarcas zamoranas de Sanabria, La Carballeda y Aliste, así como en el término salmantino de San Miguel de Valero.

Es muy conocido por su carácter peleón pero siempre con esa forma pausada y reflexiva de expresarse, con frases organizadas y con abundantes oraciones de relativo que dicen lo que quieren decir, sin ir más allá y sin quedarse corto, tal vez inspirado por su formación en Magisterio, aunque no llegó a ejercer como profesor.

Esa diplomacia, que no le impide llamar pan al pan y vino, al vino, unida a sus habilidades como comunicador, a su discurso fluido y a su capacidad de trabajo, le han permitido ocupar puestos de cada vez más responsabilidad en el seno de la organización agraria.

Es presidente de COAG Zamora desde el año 1990 y, aunque ya expresó en otras ocasiones su deseo de ceder el testigo a los que vienen pisando fuerte por detrás, sus compañeros sindicales no se lo permiten, a sabiendas de que no será fácil encontrar un persona que le sustituya con la cota a tal altitud. Amistosamente, pero con firmeza, ha tenido que advertir públicamente, nada más ser reelegido, que no desempeñará esas funciones después de 2017, cuando terminará el mandato que acaba de empezar.

Miguel Blanco ha presidido también durante mucho la Cámara Agraria de Zamora, concretamente, desde 1997, ganando por mayoría absoluta una convocatoria tras otra; algo parecido a lo que ha ido ocurriendo en el seno de COAG, donde fue coordinador general en Castilla y León, en 2000 y en 2002.

En el ámbito nacional, ocupó entre 2003 y 2011 el puesto de secretario de Organización de la Comisión Ejecutiva nacional y, desde marzo de 2012, es secretario general de COAG. Desde ambos cargos, también ha llegado a ser bien conocido en instancias europeas, donde su vehemencia combinada con el tono pacificador ha hecho temblar a no pocos responsables europeos y representantes españoles.

Los ponentes sobre las propuestas de diferentes reglamentos, los presidentes de comisiones de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo y el comisario de Agricultura son algunos de los cargos europeos que, probablemente, no tengan grandes deseos de discutir con la delegación de la que Miguel Blanco forma parte sobre la PAC, la reforma de la PAC, la OCM del azúcar, el mantenimiento de las cuotas lácteas o los derechos de plantación de viñedo, entre otros muchos asuntos espinosos.

 

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