La Unión de Campesinos de Castilla y León apeló hoy a la “alineación” de la política comercial europea con las “exigencias al sector agrario” y estimó que el planteamiento del ministro de Agricultura, Luis Planas, este lunes durante el Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la UE “debería empezar ya a traducirse en reglamentos”, según informó en un comunicado.
UCCL opinó que, en un contexto de “encarecimiento de los costes de producción, es más fundamental que nunca comenzar a exigir a los productos importados de países terceros los mismos requisitos ambientales, de seguridad y éticos que están regulados para las producciones europeas”. “Al final, cumplir con las obligaciones que se nos imponen acaba haciendo que producir en la UE y en España cueste más que en otras partes del mundo”, manifestó la organización agraria, que consideró que “no es de recibo que, precisamente por hacer las cosas mejor, los mercados nos acaben penalizando”.
Planas incidió en estos días sobre la aplicación en las relaciones comerciales con terceros países de las “cláusulas espejo”. La Unión Europea tiene suscritos 47 acuerdos comerciales preferenciales con 79 socios internacionales. Hasta ahora se ha limitado en los tratados a animar a estos socios a seguir las normas de la UE: “Esto no nos vale porque el paquete de obligaciones que tenemos que respetar es el más severo del mundo”, reprochó la Unión de Campesinos, que reclama empezar “ya a legislar a nivel europeo para impedir la entrada a mercancías de países donde se utilizan fitosanitarios prohibidos en la Unión Europea, donde no se respetan las mismas normas de bienestar animal o ni siquiera se dan condiciones de trabajo dignas para los trabajadores”.
A su juicio, “sería una ruina para algunos de los sectores ganaderos, por ejemplo, prohibir la producción en jaulas y seguir poniendo en el mercado europeo productos que no cumplen con esta condición”.
UCCL recordó que la estrategia ‘De la Granja a la Mesa’ intensificará aún más en los próximos años los compromisos que tendrán que asumir las explotaciones en la lucha contra el cambio climático y conservación de la biodiversidad, a las que se añaden otras condicionalidades como las sociales y laborales. “No podemos quedarnos solo en confiar que nuestro ejemplo ilumine a quienes compiten ferozmente con nosotros en el mercado. Hay que dejarse de palabras y pasar a los reglamentos y cláusulas en los acuerdos que defiendan nuestro modelo”, concluyó.
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