“Mi pérdida de visión habría sido mucho más grave si no me hubieran detectado el glaucoma en mi óptica habitual”

Rafael Alegre Vázquez, que supo de su enfermedad con 45 años, recomienda “revisión, revisión y revisión” para paliar a tiempo los efectos de esta “ceguera silenciosa” que no tiene cura y causa una progresiva restricción del campo visual

Retinógrafo. COOCYL
Retinógrafo. COOCYL

“Revisión, revisión y revisión”. Este es el mensaje que quiere trasladar Rafael Alegre Vázquez con motivo del Día Mundial del Glaucoma para avanzar en la detección precoz de “una enfermedad muy preocupante, con la que te vas quedando ciego y no te das cuenta”, al tiempo que pide más esfuerzos y avances en la investigación, porque es “muy doloroso saber que tienes algo incurable y que la visión que has perdido ya no la vas a recuperar”. A pesar de ello, considera “un alivio que me detectaran la enfermedad en mi óptica habitual, porque los efectos de esta ceguera silenciosa podrían haber sido mucho más graves si no la hubieran localizado en una revisión rutinaria”.

Es, como también añade, “un alivio negativo”, “una suerte a medias, un sí pero no”, porque a día de hoy sigue sin haber un tratamiento efectivo contra el glaucoma, ni tampoco un protocolo establecido para poder detectarlo a tiempo. En su caso, fue una revisión casual de fondo de ojo con el retinógrafo la que permitió que el óptico-optometrista detectara una excavación papilar sospechosa de glaucoma, y teniendo en cuenta, además, que sus dos progenitores padecían la enfermedad, se le recomendó una visita urgente al oftalmólogo. Desde entonces, hace 9 años, a la edad de 45, un tratamiento combinado con dos colirios ha conseguido mantener controlada su tensión ocular y no ha sufrido más pérdida de visión, aunque, como lamenta, “yo ya tengo una pérdida grande, todo el sector superior del ojo izquierdo y puntos negros en el derecho, y no me dan ninguna garantía de que esto no vaya a más”.

En su momento, le recomendaron que avisara a sus familiares directos por la fuerte carga genética que tiene la enfermedad, ya que, en la actualidad, no es fácil identificar el riesgo de glaucoma para poder prevenirlo, excepto haciendo este cribado familiar cuando se detecta un caso.

Sin avances en el tratamiento o la prevención

“Es verdad que en mi familia ya había dos casos, mi padre y mi madre, y les deberían haber avisado para que los hijos nos revisáramos, como me aconsejaron a mí, pero no fue así. Desde mi punto de vista como ciudadano afectado, lo que es una evidencia es que no ha avanzado mucho la ciencia en este campo, para no tener que basar la prevención solo en eso”, considera Rafael Alegre.

Una experiencia clarificadora sobre la importancia fundamental que tienen las revisiones visuales periódicas para realizar una detección precoz de enfermedades que, como el glaucoma, no presentan síntomas, pero pueden causar una grave pérdida de la visión e incluso ceguera, que puede evitarse en el 90% de los casos.

El glaucoma es una lesión irreversible del nervio óptico cuya causa más relevante es, a menudo, una elevada presión intraocular, que causa una progresiva restricción del campo visual útil y va afectando a la capacidad de visión. Afecta a más de un millón de personas en España, 55.000 en Castilla y León, y se estima que más de la mitad están sin diagnosticar.  

La mitad de los casos sin diagnosticar

Como explica la vicedecana del Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL), Ana Belén Cisneros, “dada la ausencia de síntomas hasta las fases avanzadas de la enfermedad, casi la mitad de los casos están sin diagnosticar”. Además, añade que, “con la saturación sanitaria producida por la pandemia, los pacientes de cierta edad han dejado de acudir a sus revisiones de salud visual, lo que afecta a dos aspectos clave en el manejo del glaucoma, como son la detección precoz y la monitorización de su progresión”.

Ante esta realidad, Cisneros resalta que “nuestra formación como ópticos-optometristas y la fácil accesibilidad para la población nos sitúan en una buena posición para la detección incipiente de la enfermedad”, teniendo en cuenta también que “la mayoría de glaucomas progresan lentamente, lo que supone una oportunidad para su detección y derivación antes de que el daño interfiera en la calidad de vida”.

“La pérdida de visión con esta enfermedad es irreversible, pero también es prevenible”, recalca la experta, y aunque se trata de una patología que puede afectar a cualquier persona –en torno al 3,5% de las personas de más de 40 años–, existen factores de riesgo a tener en cuenta, como la edad, los antecedentes familiares, la raza negra, la presión intraocular elevada, la miopía alta (mayor de 5 dioptrías), la diabetes o el uso de corticoides.

Cómo detectarla

La vicedecana de COOCYL detalla que las tres pruebas básicas que pueden hacer sospechar que un paciente padece glaucoma son la anamnesis exhaustiva, la toma de la presión intraocular (PIO) y el examen del nervio óptico mediante la observación del fondo de ojo.

Con todas estas exploraciones, “el óptico-optometrista está capacitado para realizar una derivación adecuada ante la sospecha de algunos de los signos de glaucoma, como la elevación de la presión intraocular o la presencia de un aumento en la excavación de la papila del nervio óptico”. Del mismo modo, como profesionales sanitarios en la atención primaria de la salud visual, pueden ser de gran ayuda “en la educación al paciente y en la posible rehabilitación visual posterior con las ayudas necesarias para tratar la baja visión”, concluye Cisneros.

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