El coportavoz de la Ejecutiva de Podemos y único electo de Unidas Podemos en las elecciones de ayer en Castilla y León, Pablo Fernández, afirmó hoy que no cree que “la gran coalición PP-PSOE sea la solución a ese auge de la ultraderecha” que se evidenció ayer con el salto de Vox hasta los 13 procuradores, y aconsejó “políticas más valientes” del Gobierno central en lugar de que los socialistas permitan gobernar a los populares.
En rueda de prensa en la sede del partido, Fernández admitió que la pérdida de uno de los dos escaños que tenía Podemos en las Cortes “está claro que no es un buen resultado” porque la izquierda no ha podido “dar la vuelta a 35 años de Partido Popular”. Como receta ante la victoria del PP y el ascenso de Vox hasta los 13 escaños, señaló que “el Gobierno de coalición tiene que hacer políticas más valientes, más progresistas”, para deslegitimar lo que describió como “una constante normalización y constante blanqueamiento de la ultraderecha” con medidas para “dar certezas y profundizar en las políticas de justicia social y justicia fiscal”.
Por el contrario, rechazó de pleno que el PSOE apoye o siquiera se abstenga en la nueva investidura del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, a quien criticó, junto al del PP, Pablo Casado, porque “han conseguido abrir la puerta definitivamente y apuntalar a la extrema derecha con la consiguiente involución en derechos y libertades que va a provocar”.
“No creemos que la gran coalición PP-PSOE sea la solución a ese auge de la ultraderecha”, afirmó, reiterando que “lo que es necesario, lo que es preciso, son políticas valientes, políticas progresistas”. En su opinión, el auge de Vox “se frena, no con una gran coalición, sino ampliando derechos” y con “políticas sustentadas en la justicia social y fiscal”.
Fuentes del partido explicaron que no les parece oportuno que, ante la subida de Vox, la reacción de la izquierda sea girar a la derecha y favorecer la investidura del PP para evitar que tenga que incorporar a su gobierno a aquel partido. “No creemos que fuera bueno para la izquierda”, apuntaron.
A nivel interno, Fernández achacó el retroceso de Unidas Podemos a que “tenemos que construir e implantarnos más”. Sin embargo, añadió que “la reflexión la tiene que hacer el conjunto de la izquierda”, en alusión implícita al PSOE. Fuentes del partido apuntaban que el verdadero fracaso es de los socialistas, que perdieron siete escaños, mientras que el espacio confederal nunca esperó más de tres aunque finalmente se quedó en uno.
Unión y Yolanda Díaz
Ni el coportavoz de Podemos ni la portavoz de Izquierda Unida, Sira Rego, en otra rueda de prensa pero de carácter telemático, pusieron en duda la conveniencia de haberse presentado por primera vez en coalición a unas elecciones de Castilla y León, pese a que ayer lograron un 5,1 por ciento de los votos, cuando en 2019 Podemos obtuvo un cinco por ciento e IU un 2,3 por ciento.
Fernández dijo tener “absolutamente claro que el frente amplio es el único camino posible” y que Podemos e IU van a “seguir de la mano”. Y Rego dijo que es “incuestionable” que se necesita “que las fuerzas de la izquierda estén cohesionadas y estén fuertes”, por lo que el resultado de ayer “sólo refuerza nuestro objetivo de seguir trabajando para un proyecto de unidad”. La otra coportavoz, Isa Serra, terció reiterando que no cree que "la marca sea lo importante", aludiendo a su disposición a renunciar incluso a que la candidatura se llamara Podemos.
Tampoco ninguno de los dos quiso reprochar a la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, que sólo participara un día en la campaña electoral y que todavía no se haya pronunciado en redes sociales sobre el resultado. Fernández justificó que Díaz “ha estado centrada y concentrada en dos trabajos extraordinariamente importantes”, como son la reforma laboral y la subida del Salario Mínimo, y rehusó entrar en “especulaciones o conjeturas sobre lo que hubiera podido pasar” si la vicepresidenta hubiera estado más en la campaña.
Por su parte, la portavoz de IU enjuició que “no hay mejor manera de apoyar una campaña que resolviendo cuestiones para la mayoría de la gente, que gobernando para la gente y para la mayoría social”, y que “si algo es positivo para una fuerza de izquierdas es demostrar que desde el Gobierno estamos resolviendo cuestiones esenciales como la reforma laboral”.
Las fuentes consultadas del espacio confederal reconocían que esperaban que el hecho de que Díaz acudiera a la campaña justo un día después de haber pactado con los sindicatos la subida del Salario Mínimo tuviera una mayor repercusión en la campaña. Y tampoco aceptaban reproches de inmovilidad a Unidas Podemos tras la sucesión de retrocesos electorales, pues desde las elecciones gallegas y vascas de 2020 ha habido cambios en el liderazgo del espacio (Díaz por Pablo Iglesias) y un mayor esfuerzo de implantación territorial.
También sostenían haber hecho una buena campaña, con hasta 7.000 kilómetros en coche recorridos por el propio Fernández, y, aparte de la ley electoral que les relegó al sexto puesto en escaños cuando fueron los cuartos en votos, y de los 500 sufragios que les faltaron para conseguir el procurador por Burgos, lo atribuían a la dificultad de hacer llegar sus mensajes en un clima sociológico y mediático como el de Castilla y León.
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