Finalmente, no habrá oposiciones. Durante un acto de la Universidad de Valladolid, el consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Fernando Rey, confirmaba la suspensión de la convocatoria ante el bloqueo de los Presupuestos Generales del Estado. Durante este año, estaba previsto que Educación convocara en torno a 800 plazas para profesor de Educación Secundaria, una oferta pública de empleo que se acumulará en el año 2018, según aseguró Rey.
Ante la noticia, el sindicato de profesores de Educación Secundaria (Aspes) denuncia que la Consejería de Educación incumple su promesa de convocar oposiciones de Enseñanzas Medias en junio de 2017, “después de haber hecho un ridículo amago con el anuncio de una oferta de empleo público totalmente insuficiente y sólo para ciertas especialidades cuyas listas de interinos estaban agotadas”.
Según su presidente, Honorio Vega, “este colosal despropósito nos llevará a la penosa situación de que en el periodo 2010-17 solo habrá tenido lugar una única convocatoria de oposiciones de Secundaria frente a cuatro convocatorias para el Cuerpo de Maestros de Primaria. Una vez más, queda de manifiesto que la Administración no está interesada en fomentar la especialización docente como medida de calidad educativa y que vuelve a plegarse a la connivencia con ciertas fuerzas sindicales dejando de lado las necesidades reales de las plantillas de enseñanzas medias”.
Aspes explica que, en primer lugar, sin una numerosa provisión de plazas definitivas mediante la convocatoria a la que ahora se renuncia definitivamente, la tasa de interinidad en el colectivo de Secundaria podrá llegar a cifras superiores al 25-30% del total, lo que supone una precariedad laboral que, como poco, cabe calificar de indignante.
En segundo lugar, la no convocatoria de oposiciones supondrá a juicio de Aspes “el enésimo ninguneo al colectivo de opositores de este cuerpo, muchos de los cuales, tras haber sido convencidos por las falsas manifestaciones iniciales de la Administración sobre convocatoria de oposiciones en 2017, llevan ya invertidos mucho tiempo y recursos personales en la preparación de dichas pruebas. Es evidente, y totalmente rechazable, la falta de sensibilidad administrativa hacia todo ese esfuerzo”.
Por último, habrá que esperar a ver qué sucede en junio de 2018, “pues aunque el señor consejero ha anunciado que para entonces lloverá un maná en forma de oferta de empleo público, es aconsejable conducirse con sumo cuidado a la hora de creer a quienes tienen por costumbre faltar a sus promesas e intenciones. Tampoco conviene olvidar a este respecto lo sucedido en el año 2013, fecha en la que la Administración, con la ayuda de los sindicatos pro-maestros, se saltó un turno en las oposiciones de Secundaria con la impresentable excusita de que como era año impar, le correspondía el turno a las oposiciones de Primaria”.
Concluye Aspes que, “para más inri, en aquel entonces la tasa de reposición acumulada en Secundaria pasó a engrosar la oferta del cuerpo de Primaria. Ahora vemos que da igual que sea año par o impar, que haya o no presupuestos, o que en la Administración Educativa se asienten unas personas u otras: al final, siempre acaba apareciendo una excusa peregrina para conculcar a los aspirantes a profesores de Secundaria su derecho a tener la oportunidad de presentarse al examen de acceso y, en consecuencia, ejercer como tales”.
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