El público que asistió el pasado viernes al teatro Ramos Carrión pudo conocer a Berta, que acaba de descubrir que está embarazada, y a Silvia, su compañera de piso y estudiante de Farmacia.
Ambas desencadenaron una situación tan cómica como dramática cuando, al administrarle a Manel, la pareja de Berta, una dosis de escopolamina o “burundanga” para saber cómo se siente realmente con la idea de ser padre, descubren que este es miembro de ETA.
A la situación, ya de por sí enredada, se unió Gorka, compañero de comando de Manel, y Carlos, empresario y tío de Silvia, dando lugar a un secuestro digno de los hermanos Marx.
Burundanga reflejó, de manera original y absurda, el final de ETA con una trama llena de intriga y humor. Añadiendo a esto un lío amoroso, esta comedia mezcló, con gran acierto, los ingredientes que dan lugar a la complicada alquimia de convertirse en un éxito teatral con doce temporadas a su espalda.
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