Dos citas para perderse en el teatro Latorre de Toro este fin de semana

El teatro Latorre de Toro se viste de largo este fin de semana para ofrecer al público dos obras muy especiales: ‘El Guitón Onofre’ de la compañía El Vodevil con Pepe Viyuela y Sara Ágreda; y el cuento fantástico sobre la inteligencia emocional y la resiliencia‘Recuerdos’ de Adrián Conde, destinado para todos los públicos.

Las entradas están disponibles en taquilla y en vivetoro.sacatuentrada.es.

EL GUITÓN ONOFRE de Cía. El Vodevil

Sábado 22 de febrero a las 20:00 horas

Con Pepe Viyuela y Sara Águeda

Sinopsis

En algún lugar de la España del siglo XVII, una compañía de cómicos de la legua, formada por un comediante y una tañedora de instrumentos, se dispone a representar la comedia nunca vista sobre las tablas: las azarosas andanzas de Onofre Caballero, tenido por guitón; lo que es lo mismo que decir pícaro, truhan o ganapán.

Su vida permanece escrita en un libro que ellos desempolvarán al iniciarse la función, pues se trata de un personaje olvidado entre otros de más renombre de la misma vida picaresca y ambulante, plagada de accidentes, hambre y avatares del Siglo de Oro.

A lo largo de la representación, la compañía revivirá con humor y emoción los principales episodios que marcaron la existencia de Onofre: los amos que lo maltrataron y mataron de hambre, los personajes del camino que lo estafaron, el fracaso de sus intentos por medrar socialmente, sus planes de venganza y las humillaciones sufridas y la soledad y los triunfos aparentes.

Marcado por el rencor y el engaño continuo, su destino quedó sellado por una cicatriz en el rostro, resultado de una caída en el fuego cuando era niño.

Al finalizar la obra, la compañía invita al público a reflexionar sobre qué y a quién refleja la comedia… ¿En quién se mira el guitón Onofre?

RECUERDOS de Adrián Conde

Domingo 23 de febrero a las 18:00 horas

Un cuento fantástico sobre la inteligencia emocional y la resiliencia

Marcelino se ha convertido en un experto coleccionista de recuerdos. Son sus tesoros más preciados, que guarda, ordena, clasifica, cuida y protege… Vive exclusivamente para ello, anclado en su pasado, encerrado en su propia cabeza.

Rememora una y otra vez aquellos buenos momentos, instantes de alegría, risa y felicidad.

Eso le ha convertido en un personaje singular, extravagante, tierno y huraño a la vez. Marcelino nos abre la puerta de su universo, un mundo mágico lleno de estanterías y cajones repletos de cosas bonitas y recuerdos que no quiere perder.

Su tozuda obsesión nos hace reír, mientras su fragilidad nos emociona.