Cultura

Duelo por Cristo que yace

Pese a que se cumplieron las previsiones meteorológicas y durante varias partes del recorrido se produjeron importantes precipitaciones, la Hermandad Penitencial de Jesús Yacente completaba el recorrido estipulado y cumplía un año más con el Miserere que volvió a concitar a un gran número de personas en el entorno de la Plaza de Viriato.

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La Penitente Hermandad de Jesús Yacente, en previsión de las condiciones meteorológicas adversas anunciadas para la noche de Jueves Santo, anunciaba horas antes que se realizaría un recorte en el itinerario inicial. Así, los hermanos siguieron el itinerario inicial hasta llegar a la Iglesia de San Ildefonso donde modificaron su ruta girando a la derecha por el arco de San Ildefonso tomando la Rua de los Francos, Sor Dositea Andres, Calle Damas y Plaza de Viriato.

Las campanillas del viático, las pesadas cruces arrastrando, los hachones golpeando el empedrado suelo. Son los tres sonidos más carismáticos de este desfile procesional que transcurre en absoluto silencio, solamente roto por el sonido de la lluvia golpeando en los paraguas. Los clavos, las escrituras y la corona de espinas también se muestran al pueblo, una vez que Cristo ha sido desclavado de la cruz para ser transportado al sepulcro.

El silencio se rompía, como cada año, y pese a la lluvia que afectó el desfile, con el Miserere en la Plaza de Viriato, media hora antes de lo habitual por el recorte en el trazado. Casi ocho minutos de pasión, cultura y recogimiento. Las cientos de personas que poblaban los alrededores de la plaza contenían la respiración. El momento cumbre de la procesión y uno de los más representativos de la Semana Santa de Zamora da paso a un Viernes Santo en los que la representación de la Pasión de Cristo continúa.

Fotografía: Sofía Villar.

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