Eran otros tiempos, la Escuela de Folclore aún no había sido creada y apenas quedaban dulzaineros en la provincia. #Efraín garantizó durante muchos años que se mantuviese y no dejase de sonar la tradicional melodía de la Virgen de La Concha, convertida ahora en todo un himno zamorano; también entonces el entrañable Atilano González, el eterno Merlú de Zamora, era el redoblante que marcaba el paso de la Virgen, siempre resguardado bajo sus andas.
Después, con el paso de los años y el crecimiento de la cofradía, se sumarían otros entonces jóvenes dulzaineros como el maestro Alberto Jambrina, Marce Montero, Antonio Pedrero Rojo o Santiago Ventura y la percusión de Julián Santos. Todo ello desembocaría años después, con la creación de la Escuela, en una auténtica explosión musical cada Lunes de Pentecostés junto a la Patrona de Zamora, con los profesores Jorge Domínguez, Carlos Gallego, Mario Martínez y Goyo Acedo.
El veterano dulzainero, parte ya de una Zamora que en la actualidad sólo existe en la memoria, en la actualidad estaba en una residencia; también fue acompañante de la Cofradía del Cencerro en San Antón y el sonido de su dulzaina no faltaba en las fiestas tradicionales zamoranas.
Sus restos mortales son velados en el tanatorio Severa y la misa de funeral tendrá lugar este miércoles a las 11 en la iglesia de San Lorenzo donde, si la familia lo tiene a bien, los profesores Jorge, Rafa Pasalodos (amigo de su hijo), y Goyo rendirán un último homenaje con sus dulzainas a quien durante muchos años fue el 'último' dulzainero de Zamora y único acompañante de la Patrona.
Imagen: cedida por la familia
Texto semblanza: Ana Pedrero
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