La Fuga de San Cristóbal, paso a paso

La Fuga de San Cristóbal, paso a paso
La Fuga de San Cristóbal, paso a paso

Valladolid, 1988. El azar quiso que el profesor de Filosofía Félix Sierra Hoyos se topara en un desván con unos documentos abandonados y fechados en 1938. Se trataba de dos sumarios elaborados por un fiscal militar para utilizar en dos consejos de guerra contra cientos de presos republicanos que se habían fugado de una prisión. 

El primero era contra “los penados que aprovechando la revuelta se limitaron a evadirse”, un total de 568 hombres. El segundo era contra “los promotores de la sublevación”, 17 hombres considerados organizadores de la fuga. En este sumario, el fiscal elaboró una minuciosa reconstrucción de cómo se llevó a cabo esa fuga, contando con el testimonio de presos, funcionarios, soldados y mandos del cuerpo de guardia que custodiaba aquel día la prisión, en total 52 testigos directos de “la mayor fuga de la historia de España”, en palabras de Sierra. 

Su amigo Heliodoro, al que apodaban “el fusilado” por los tres tiros inmortales que recibió a manos de pistoleros falangistas, le facilitó el contacto de seis fugados que le relataron su historia y en 1990 publicó un libro con su testimonio y con los documentos titulados bajo el nombre de ‘La fuga de San Cristóbal, 1938’ (Editorial Pamiela, 1990).

Sin embargo, en 2003 el pamplonés Iñaki Alforja inició un documental sobre el Fuerte. Entrevistó a otros presos y encontró otros documentos relacionados en la cárcel de Pamplona. Los testimonios aumentaron de 6 a 49 y la lista de presos pasó de 1054 a cerca de 5.000 (entre ellos, al menos medio centenar de zamoranos). En consecuencia, en 2005 vio la luz una nueva edición incorporando todas las novedades del caso. 

Situado a 10 kilómetros al norte de Pamplona y a unos 50 kilómetros de Francia, el Fuerte se encuentra en la cima de San Cristóbal o monte Ezkaba ocupando más de 60 hectáreas. Sin embargo, nunca cumplió con su uso militar proyectado al quedar obsoleto por la creación de la aviación. Se cerró y en 1934 se reabrió como prisión militar donde ingresaron 61 hombres de Rioseco, pueblo natal del autor (también miembro de Amnisía Internacional y del sindicato CGT).

La dureza con la que fueron tratados los presos fue denunciada a través de la prensa y surgió un movimiento obrero con la finalidad de liberar a los compañeros encarcelados. Sin embargo, a raíz del golpe de estado fascista en julio de 1936, muchos presos políticos de San Cristóbal (que habían sido amnistiados meses antes) fueron asesinados extrajudicialmente. Ellos tenían conciencia de su exterminio y decidieron preparar la heroica fuga acometida el 22 de mayo de 1938.

'Que aflore lo enterrado'

La ponencia estuvo enmarcada dentro del contexto de la exposición 'Que aflore lo enterrado', promovida por el Foro de la Memoria Histórica y el Ayuntamiento de Zamora en el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales. La muestra puede contemplarse hasta el próximo viernes 14 de octubre a las 19:00 horas, fecha y hora en la que tendrá lugar el Taller de Historia y Memoria Engracia del Río de la Vega, primer encuentro de familias de represaliados. El horario de visita es de martes a domingo de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas.

 

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