El futuro de los oficios artesanos, en fase de creación

Cerca de una veintena de países festejan del 1 al 3 de abril los Días Europeos de la Artesanía, unas jornadas con más de 230 actividades gratuitas promovidas por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo a través de la Escuela de Organización Industrial (EOI) y su cátedra de promoción de la artesanía, Fundesarte. En España, tras Andalucía y Madrid, Castilla y León es la tercera comunidad con más participación. Así, la Real Fábrica de Cristales de La Granja de San Ildefonso (Segovia) lleva desarrollando durante estos días un taller práctico de reciclado de vidrio mientras que el Centro Regional de Artesanía de Castilla y León (CEARCAL) de Valladolid, acogió ayer un taller abierto y colectivo de cestería y paisajismo, empleando distintas clases de mimbre. 

Asimismo, Burgos, León, Salamanca y Valladolid han aunado fuerzas y han organizado de forma conjunta ‘La ciudad de los maestros’, una iniciativa en la que se han desarrollado seis talleres demostrativos y participativos para dar a conocer al público el proceso de trabajo y las distintas técnicas tradicionales. Sin embargo, el programa no recoge ninguna actividad organizada en Zamora. Según recoge el directorio de artesanos de la Junta de Castilla y León, apenas medio centenar de zamoranos están inscritos en este directorio oficial dentro de la sección relativa a la artesanía no alimentaria. 

Alfarería, cerámica, forja y carpintería son los sectores que cuentan con un mayor número de inscritos sobre todo en localidades como Pereruela, Toro o Benavente. Luisa Pérez, alfarera de Pereruela, viene de una larga generación familiar ya que heredó el oficio de sus padres y abuelos. Juntos han elaborado a lo largo de los años cientos de hornos de leña, cazuelas de asar y guisar y tostadores de castañas o pucheros, entre otras muchas piezas sobre todo de carácter funcional para la cocina. 

Su familia es una de las más veteranas en la popular Feria de cerámica y artesanía de las fiestas de San Pedro y Luisa asegura que “las cosas no son como eran”. La alfarera de Pereruela señala que la feria ha cambiado y reivindica una vuelta a los orígenes: “ahora ya hay muchas cosas modernas, no tan artesanales y llenas de colorines, que están bien, pero considero que cada feria tiene que estar en su sitio”.

Pese a que las técnicas de elaboración se han modernizado, en su taller continúan trabajando con los medios artesanos “de toda la vida” al igual que lo hicieron sus padres y abuelos ya que consideran que el acabado de los productos “no es el mismo con la nueva industria”. Debido a la llegada de la vitrocerámica a las cocinas zamoranas, Luisa señala que la venta de productos como las cazuelas de barro ha descendido pero la alfarera se muestra optimista con su situación personal y la del sector en general: “hubo un años en los que sí que temí por el futuro del oficio ya que con la crisis ha bajado muchísimo pero ahora estamos muy bien y es un trabajo que no se va a perder; aunque sea con mecanismos más modernos, ya hay gente nueva que está comenzando”, comenta.  

Quizá un poco más pesimista se muestra José Antonio Pérez, tallista y restaurador artesano. Al igual que Luisa, también heredó el oficio familiar de su padre y desde su taller ubicado en la calle Plata, al final de la cuesta de Balborraz, han salido tronos como la mesa procesional de Jesús en su Tercera Caída, arcones o espejos de encargos particulares, el grueso de su producción. 

El artista compatibiliza su faceta de tallista con la de profesor en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora y asegura que “el futuro viene muy competitivo”: “solo los mejores preparados conseguirán salir adelante”, sostiene. José Antonio está considerado como el último eslabón de un oficio de larguísima tradición en Zamora y recuerda la lentitud del proceso de aprendizaje y de elaboración de la talla y, en general, de los oficios artesanos: “no encajan con el ritmo actual del mundo en el que vivimos, lleno de prisas y resultados”.