Matías, administrador diocesano, pide oración a los fieles para que “pronto llegue un buen padre y pastor"

En el 1100 aniversario de la muerte de San Atilano, la iglesia zamorana se ha reunido en el templo que acoge sus reliquias, San Ildefonso, para iniciar el curso pastoral. Más de sesenta sacerdotes presididos por el administrador diocesano celebraron solemnemente la eucaristía.

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El templo de San Ildefonso de Zamora acogió esta mañana la eucaristía de inicio de curso pastoral 2019/2020, coincidiendo con la festividad de San Atilano, patrón de la diócesis. La comunidad cristiana llenó la iglesia para celebrar la primera eucaristía presidida por José Fco. Matías como administrador diocesano, tras el fallecimiento del obispo.

A lo largo de la celebración se evocó en varias ocasiones la ausencia de nuestro obispo recientemente fallecido. El administrador le recordó como un hombre "firmemente entregado a nuestra tierra y a sus gentes" y pidió a los presentes para que el Señor del Amor "premie sus desvelos con la contemplacion de su rostro y perdone misericordiosamente sus errores".

El administrador explicó la situación excepcional en la que se encuentra la diócesis e invitó al pueblo creyente a orar "para que pronto llegue a nuestra diócesis un buen padre y pastor". Añadió también que los cristianos han de estar "atentos" al Espíritu para ser "discípulos misioneros" y que no se queden mirando al cielo replegados "sino que se pongan en marcha con la confianza de sentirse acompañados".

Recordó el admnistrador diocesano que todos los bautizados son componentes de la iglesia y que por eso “hemos de vivir con espiritu renovado la eclesialidad”, mostrando en todo momento el rostro de una iglesia solidaria y comprometida. En ese sentido, por la corresponsabilidad de todos sus miembros, todos pueden aportar algo atendiendo a sus carismas particulares o comunitarios.

“Vivimos tiempos recios para la fe”, dijo Matías Sampedro, consciente de que la religiosidad atraviesa un momento en el que la iglesia zamorana debe responder a las diferentes situaciones en las que está inmersa con un “testimonio de amor, acogida y acompañamiento” a quienes necesitan apoyo y a quienes quieres encontrarse con Dios.

En la homilía, se hicieron referencias constantes al objetivo pastoral del año, una propuesta metodológica para todo el Pueblo de Dios de Zamora que en este caso subraya la necesidad de estar al lado de los demás, de acompañarlos para buscar caminos nuevos y ser así “significativos en nuestro mundo y no residuales”, como sal, luz y levadura que transforma el corazón y las estructuras de este mundo. Pidió a todos los agentes de pastoral que no cesaran de sembrar y cultivar sabiendo que la fuerza transformadora del Reno terminará dando frutos.

Recordó a los sacerdotes que ser pastor implica “fatiga y entrega en un genero de vida en mas de un momento ingrato”, pero que merece la pena el servicio generoso y entregado. Les invitó a "buscar la oveja perdida, curar lo herido y salvar lo perdido" puesto que ésa es la tarea de los pastores que están al frente de las comunidades. "Somos un solo cuerpo pero cada uno tiene una función y siempre estan puestas al servicio de los demás", añadió.

Por otra parte, urgió a no caer en el lamento de no ver frutos o en la deseperanza de los retos no conseguidos: "Remad mar adentro y echar las redes como Jesus le dijo a Pedro. Solo así acabaremos con una fe rutinaria".

Con la eucaristía de esta mañana se da por iniciado, oficialmente, el nuevo curso pastoral de la diócesis de Zamora en sede vacante, a la espera de la llegado de un nuevo obispo.

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