El monopatín de Ignacio Echeverría, fallecido en los atentados de Londres de 2017: símbolo de valentía y generosidad que emociona en Zamora
La Diócesis de Zamora recibió la visita de los familiares de Ignacio Echeverría, fallecido en los atentados de Londres de 2017
El Laboratorio EsperanZa, integrado en la exposición Las Edades del Hombre, acogió hoy a los familiares de Ignacio Echeverría. Su monopatín, símbolo contemporáneo de generosidad, ocupa un lugar destacado en el espacio pedagógico del templo del Carmen de San Isidoro.
A la entrada del recinto, la tabla de Ignacio es el primer elemento que encuentran los visitantes. Su padre, Joaquín Echeverría, afirmó sentirse profundamente conmovido al contemplar el objeto en este contexto: “Aunque había visto imágenes, ver el patín en el espacio dedicado a la cruz en el siglo XXI me impresionó mucho”, señaló.
El progenitor agradeció la invitación a incluir el monopatín en la exposición, destacando que su presencia mantiene viva la memoria de Ignacio como referente de valores positivos y recuerda que su gesto continúa inspirando actitudes de bien en muchas personas.
Durante la visita, Joaquín Echeverría recordó que su hijo fue un joven alegre, sencillo, formado en Derecho y con dominio de varios idiomas. Subrayó que, de no haber ocurrido los atentados de 2017, Ignacio habría llevado una vida profesional y familiar ordinaria, pero su decisión de arriesgarse para defender a otros dejó un legado que sigue interpelando a la sociedad.
El padre también informó sobre el avance del proceso de beatificación, con un expediente inicial presentado en el Arzobispado de Madrid, y destacó que numerosas personas muestran devoción y confianza en la intercesión de Ignacio.
El obispo de Zamora, Fernando Valera, y el delegado episcopal de Cultura, Patrimonio y Sociedad, Juan Carlos López, acompañaron a la familia durante el recorrido. Valera resaltó que la exposición invita a “hacer memoria del bien” y que el testimonio de Ignacio constituye un ejemplo valioso para niños, jóvenes y adultos, recordando que la vocación humana se centra en la vida, el bien y la donación de uno mismo.
La Diócesis de Zamora mantiene abierto el Laboratorio EsperanZa, donde el gesto de Ignacio Echeverría se integra como una expresión actual del valor de la entrega y de la fuerza del testimonio personal.
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