El obispo de Zamora imparte con la Cruz de Carne la bendición a la Diócesis de Zamora y ruega por el fin de la pandemia

Fernando Valera imparte con la Cruz de Carne la bendición a la Diócesis de Zamora y ruega por el fin de la pandemia

El obispo de Zamora imparte con la Cruz de Carne la bendición a la Diócesis de Zamora y ruega por el fin de la pandemia
El obispo de Zamora imparte con la Cruz de Carne la bendición a la Diócesis de Zamora y ruega por el fin de la pandemia

La Cruz de Carne volvió a salir este Miércoles de Ceniza a la calle en Zamora. Una cruz que posee una historia peculiar, con ciertos paralelismos a la época actual. La historia de la Cruz de Carne hace referencia a una tradición zamorana según la cual, en el siglo XIV, un monje benedictino llamado Ruperto se hallaba junto a un olivo de la huerta de la iglesia de San Miguel del Burgo suplicando el cese de la llamada Peste Negra cuando se le apareció un ángel que le entregó una cruz diciéndole "Accipe signum salutis" y asegurándole que mientras se conservase la cruz y su veneración, el pueblo por el cual él había suplicado se vería libre de cualquier clase de peste.

En este sentido, en la Santa Iglesia Catedral, este Miércoles de Ceniza se celebraba la Eucaristía a las diez de la mañana y se impartía la bendición sobre los cuatro puntos cardinales de la Diócesis, en la puerta norte de la misma con la Cruz de Carne, pidiendo a Dios por el fin de la pandemia.

Dado que el aforo en la iglesia era muy reducido, con apenas 25 personas, fueron muchos los zamoranos los que se acercaron hasta la plaza de la Catedral para ver, desde la distancia, esa bendición en el pórtico de acceso a la Seo. Tras la bendición, las puertas se abrieron y los zamoranos pudieron recibir la imposición de la ceniza de manos del delegado de liturgia, Narciso Jesús Lorenzo, para salir posteriormente por la puerta del Obispo. Igualmente, el obispo de la Diócesis, Fernando Valera, se acercó a los fieles para hablar con ellos después de que muchos de ellos llevaran más de una hora esperanzo en la plaza de la Catedral.

En su homilía, el obispo de Zamora, Fernando Valera, destacó el trabajo del personal sanitario “en este gran hospital de campaña" en que se ha convertido el "mundo” y recordó:  “A todos los que hacen cada día el milagro de atender a nuestros enfermos, que se juegan la vida; nuestros sanitarios, que tanta entrega y bien hacen; de tantas personas generosas y tanto bien que hay a nuestro alrededor”.

Monseñor Valera Sánchez rogó a Dios por el fin de la pandemia de coronavirus: “Hoy, al inicio de esta Cuaresma, pido al Señor el fin de la pandemia y la curación de todo mal. La curación de las heridas interiores, los corazones heridos, esperando a mi Dios que me alcance en mi fragilidad, de tanta gente que hoy está deseosa de recibir la Santa Ceniza en nuestras celebraciones, las heridas psíquicas, las de los recuerdos, las íntimas, que son tantas veces causa de enfermedades físicas”, señaló.

“Una Cuaresma para cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia. Ofrezcamos una palabra de confianza para que el otro sienta que Dios lo ama. Dios te ama a ti y a mí como a un hijo. El Evangelio nos propone ayuno, limosna y oración. Privarse de comer, de todo lo que no favorece tu crecimiento interior. Se nos pide una conversión a la pobreza, la sobriedad, una vida de austeridad, no solo a las cosas materiales, sino en críticas, murmuraciones y descalificaciones”, finalizó el obispo de la Diócesis.
 

 

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