Ricardo Alonso, presidente de la Real Cofradía del Santo Entierro, ha explicado las novedades que tiene la entidad respecto a años anteriores, así como su momento económico y social, la adaptación del recorrido procesional por la demolición del Museo de Semana Santa y todo aquello que integra a una de las cofradías con más historia de la Pasión zamorana.
- ¿Qué novedades trae este año la hermandad?
En primer lugar, habría que mencionar lo que sometimos a la Asamblea: la posibilidad de adquirir un local adyacente a la Casa del Cofrade, de 62 metros cuadrados, con entrada por Rúa de los Francos. Ganamos en versatilidad, en visibilidad, goza de un escaparate muy grande, el conjunto se revaloriza y entendemos que, llegado el momento, se podría ceder el uso en alquiler para que supusiera una fuente de financiación extra para las arcas de la cofradía. Hay viabilidad económica suficiente como para poder afrontar el pago en el periodo establecido.
A mayores, la Virgen de los Clavos estrena nuevo vestido, realizado por un negocio zamorano. Es un vestido que en su totalidad es de terciopelo alemán negro, 100% algodón, y un forro de popelín de cuatro metros cuadrados y de la misma longitud que el terciopelo, que recubre todo el interior del vestido. Se ha confeccionado en bastidor y se ha transportado sobre la tela. Para la confección del bordado, lleva un hilo de oro de gran gramaje: concretamente de un gramo de oro por cada metro cuadrado. Hemos tenido que cambiarlo por el deterioro que acumulaba el actual vestido, debido al paso del tiempo. Para esta confección, se han utilizado aproximadamente 160 horas y se ha tenido en cuenta también las opiniones de ‘la camarera’. Las mangas son desmontables para facilitar todo lo que es el vestido y desvestido de la imagen y ha supuesto un coste total de 5.000 euros para la Cofradía.
También hemos llevado a cabo la adecuación de la ‘Mesa del Retorno’. Iba a haber desfilado en 2018, pero llovió, aunque sí que se pudo estrenar en septiembre con la celebración del 425 aniversario de la Cofradía, acto que se hizo en la Plaza Mayor. Nos apuntaron tanto su jefe de paso como los cargadores que existen ciertas deficiencias a la hora de cargarlo, ya sea en el momento de levantarlo o de caminar, y lo que hemos hecho ha sido ampliar esa mesa. Un hermano de la Cofradía, artista y tallista, José Ángel Domínguez, se ha encargado de la confección de las tallas. Todo lo que es el armazón de carga es totalmente nuevo, elaborado en madera de pino norte. Confiamos que sea una modificación definitiva y que esté en perfecto estado para la Semana Santa de este año.
- ¿Cuál es la salud económica y social de la Cofradía?
Las cuentas fueron aprobadas y la salud de la Cofradía es positiva. Tiene viabilidad económica para sufragar el coste de la cuota anual que suponga la adquisición del local. Con respecto al año pasado, esta va a ser la primera de absoluto retorno a la normalidad, ya que el año pasado todavía se hablaba del aconsejable uso de mascarillas o de evitar aglomeraciones. Este año no tenemos ningún tipo de restricciones.
Teniendo en cuenta el día tan formidable que tuvimos de temperatura, y con la cantidad de hermanos tanto de fila como en la carga, que estuvo repleta en todos los pasos, fue el mejor fin de los marcos que nos pudimos presentar. Vimos y percibimos una cofradía llena de vida y llena de futuro. El año pasado contemplamos que, seguramente, desfilaron en la procesión más de 3.500 personas. Todo un éxito. Ahora estamos en 114 altas y confiamos en llegar a las 130 o 140. Por lo que pudimos comprobar el año pasado, estamos ante una Real Cofradía del Santo Entierro con mucha vida y con mucho futuro.
- ¿Qué papel juega la Semana Santa en el desarrollo de Zamora?
El año pasado, recién elegido presidente y afrontando mi primera Semana Santa, hice todas las visitas institucionales pertinentes y prácticamente todos coincidíamos en lo mismo: esta ciudad no se podía permitir otro año más sin Semana Santa. La repercusión que tiene, económica, social y culturalmente hablando, es algo que no se podía permitir otro año más. La situación lo necesitaba en todos los sentidos y también para intentar dejar en el olvido estos dos últimos años de pandemia.
- ¿Qué momento del recorrido procesional recomienda?
Nosotros no vamos a hacer ningún tipo de variación. En tal caso adaptación, porque así la situación nos lo obliga. Hasta el año pasado, la Cofradía salía del Museo de Semana Santa y hacía el recorrido habitual, regresando al mismo lugar de salida para finalizar la procesión. Seguimos saliendo desde la plaza de Santa María de la Nueva, pero no se va a hacer allí el Sermón del Descendimiento como estos últimos años, tanto por la plasticidad como por la dignidad que precisa ese momento. Se lleva a Viriato, más que nada por no tener en frente unas vallas de obra.
Barajamos opciones, pero teniendo en cuenta de que son de los últimos días de Pasión y que venimos de un jueves y un viernes, penúltima procesión antes de Nuestra Madre, con un gran número de pasos y cargadores, optamos por adaptar el recorrido llegando a La Magdalena, a la Rúa de los Francos, San Martín, calle Damas, etc.
Insisto en que no es una variación, sino una adaptación del recorrido debido a estas circunstancias porque, lógicamente, en caso de variación, habría que llevarlo a la Asamblea. La situación tan excepcional de este año nos obliga a tener que adaptarnos en la parte de vuelta.
- ¿Alimento o plato que más le guste típico de Semana Santa?
El arroz a la zamorana, acompañado de buen vino de Toro, no deja de ser una de las comidas que, tanto para los zamoranos que viven aquí como para los que regresan en estos días de Pasión, merece la pena probar. Nos identifica muy mucho con nuestra ciudad y con nuestra Semana Santa.
- ¿A quién le recomendaría que viniera a ver la Semana Santa?
Todo el público general que todavía no la conozca. Con que la vea un año, se va a enamorar de ella y seguro que va a hacer lo posible por repetir año tras año porque deja huella.
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