Tarde incompleta con retazos de buen toreo

La afición zamorana respondió a un cartel de campanillas llenando prácticamente tres cuartos de la plaza de toros de Zamora, que hacía tiempo que no lucía tan buen color. En la arena, El Juli, Talavante y Roca Rey dejaron retazos de toreo de altura, pero no lograron cuajar faenas completas y ninguno logró abrir la puerta grande. Los toros de El Pilar no respondieron a las expectativas.

 Roca rey toros zamora sanpedro18
Roca rey toros zamora sanpedro18

Había una expectación enorme en torno a la primera de feria en la Plaza de Toros de Zamora. Tres de los mejores toreros del momento pisaban el albero de la capital zamorana y su presencia había generado un interés casi inusitado entre la afición a la fiesta. La prueba estuvo en las gradas, ya que tres cuartos del cemento se vio cubierto con uno de los mejores aforos que se recuerdan en los últimos años. El escenario era el idóneo y la tarde, en lo meteorológico, invitaba a una jornada histórica.

Había un buen contexto, había toreros y quedaba saber si había ganas y toros. El Pilar fue la ganadería encargada de servir los astados y no terminaron de convencer al respetable. Tras un primero nefasto, los siguientes guardaron la compostura, pero salvando algún caso aislado como el primero del lote de Talavante, los toreros tuvieron que sudar para sacar buenos pases de los morlacos.

Los diestros, al igual que los toros, fueron intermitentes. El Juli entendió desde el primer muletazo que el primero de su lote era faena perdida. Trató de pasar el trámite lo mejor posible, arrancó algunos aplausos del tendido y vio como el astado, después de caer tras una media estocada, se marchó entre sonoros pitos. Mejor le fue en el segundo de su lote. No fue tampoco un astado brillante, pero sí mucho mejor que el primero. Se dejó hacer, respondió en las series con la muleta y El Juli mostraba en cada lance esa rabia del que sabe que debe ganar con un toro lo que otros pueden conseguir con dos. Cuajó una buena faena en este segundo toro de su lote, pero el pinchazo en el primer intento de estocada le privó de rozar dos orejas. En el segundo intento hundió el acero hasta la empuñadora y el público exigió al presidente una oreja que fue concedida.

Talavante también rozó la puerta grande pero igualmente se quedó a medias. Sus primeros lances con el capote despertaron los primeros aplausos sinceros de la tarde, tras la decepción del primer toro de El Juli. Talavante apostó por los medios para encadenar los muletazos que hacían que el tendido se ilusionara con una gran tarde. El toro respondía, tenía fuerza e incluso podía haberlo exprimido un poco más. Apostó por entrar a matar y demostró maestría con una estocada letal en el primer intento. Oreja y buenas sensaciones. La puerta grande se le escapó en el segundo de su lote, con un toro que no terminaba de acompañar y unos pases que no convencieron a un público que esperaba un paso adelante, cuando el diestro estaba tan cerca de la puerta grande. Una puerta grande que hubiera logrado de no ser porque falló con el acero.

El último en entrar a escena fue Roca Rey. Fue el más aplaudido, el que más retazos de buen toreo dejó. Plantado en los medios, como si la fuerza de la gravedad pudiera con él, ofreció varios inicios de tandas con la muleta sin inmutarse, sin mover un milímetro sus pies del albero. El toreo valiente, el cara a cara con el toro, la cercanía con la que las astas pasaban al lado del peruano encandilaron a un respetable que vio en Roca Rey a ese torero que lleva años navegando en los puestos más altos del escalafón. Pisaba por primera vez Zamora y su presencia se recordará. Cuajó dos faenas con los dos de su lote de mucho nivel. De los tres diestros, por toreo, fue el que más mereció abrir la puerta grande de la Plaza de Toros de Zamora, pero su jornada aciaga con la espada le dejó con una oreja, y gracias.

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