Túnicas de terciopelo morado con un cordón dorado. Color nazareno como el de su paso titular, ese de la capilla de San Miguel que acogía a los zamoranos cuando se acercaban a San Juan.
Marea morada que este año lo es menos porque hay que cuidarse y separarse y seguir luchando por acabar con el virus, pero al fin y al cabo, marea morada en Santa Maria la Nueva.
Suena La Cruz de Ángel Rodríguez cuando la Santa Cruz sale del Museo y ya está el Evangelio en la calle. De El Lavatorio a la Dolorosa, pasando por el Huerto de los Olivos, El Prendimiento o La Sentencia.
Zamora lleva más de 500 años aprendiendo con marchas fúnebres y pasos en la calle, con tardes de meriendas y noches ya cerradas cuando la madre entra en el Museo y ya se puede casi oír el tintineo de hachones que van a dejar en silencio la ciudad este Jueves Santo.
Truchas sanabresas y pan de Carbajales sobre la Santa Cena. El soldado romano que con una acuerda espera en El Prendimiento y Malco en el suelo. La lengua del Calvito y la de sayón de la Coronación, la misma burla.
El Ecce Homo de Gil de Ronza y sus 500 años de vida, los mismos que el Cristo de la Lagua que ya no sale los Jueves Santos. Pilatos se lava las manos y ya esta toda la vera Cruz en la calle.
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