Si el primer encierro de las fiestas de Fermoselle se caracterizó por la rápidez con la que los cuatro novillos llegaron al ágora fermosellano, el segundo encierro de las fiestas de San Agustín ha sido todo lo contrario.
Tras salir con gran impetú de los corrales de San Albín y acudiendo a los llamadas de los mozos llegaron al pueblo al trote, momento en el que se parte la manada, encarando la larga recta de la calle requejo un solo novillo en solitario haciendo derrotes hacia ambos lados de la calle.
De esta forma, el primer novillo apareció en la plaza a los 5 minutos de haber comenzado el encierro y un par de minutos después lo haría el segundo y último que pisaría la arena de la plaza fermosellana en la mañana de este lunes.
Los bueyes que habían quedado rezagados hicieron acto de presencia en la plaza todavía con un poco más de retraso para intentar que los novillos entraran en los chiqueros aunque sin éxito.
Fue sin embargo, el tercer novillo el primero que entraría en chiqueros aunque lo haría por la puerta lateral situada a las afueras de la plaza mientras sus hermanos aún permanecían en el interior del coso dando vueltas sin entrar por la puerta de toriles.
Fue la ayuda del ganadero esencial para que, pasados unos 40 minutos tras el comienzo del encierro, los astados entrarán finalmente en toriles y se diera por concluido el encierro.
El último novillo, quedó lesionado en la calle requejo tras golpear con dureza una talanquera por lo que no pudo continuar el recorrido y se tumbó en mitad de la calle para sorpresa de los asistentes hasta la llegada del camión que con la ayuda de sogas subió de nuevo al animal.
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