El barrio de San Lázaro ha vivido la tarde de Lunes Santo más silenciosa de nuestra historia reciente. Las vallas no rodeaban el templo, el raso negro y blanco no teñía las calles, y el sonido de los faroles al caminar no eran la banda sonora. El coronavirus se ha llevado los iconos de esta Semana Santa, pero no el amor por ella de miles de zamoranos.
La hermandad de Jesús en su Tercera Caída ha querido que, pese a las circunstancias, el Lunes Santo se viviese desde la intimidad del hogar. A las nueve de la noche los zamoranos estaban citados en sus balcones para entonar 'La muerte no es el final', en un año en el que es más significativa que nunca.
Pese a que el himno de Lunes Santo se ha escuchado en varias zonas de la capital, el momento más emotivo se ha vivido a las puertas de San Lázaro. La imagen de Jesús en su Tercera Caída, aguardaba en el interior del templo arropado por decenas de zamoranos que disfrutaron de este momento desde los balcones y ventanas de su casa.
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