VÍDEO | La Virgen de la Esperanza viste de primavera las calles zamoranas

La esperanza es la madre de todos los hombres. Dicen que no hay vida sin esperanza. Y eso, esperanza, es lo que se percibe, lo que sueña esta ciudad cada día del año. Para seguir viviendo, para seguir siendo

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Cofradía Virgen de la Esperanza (32)
Cofradía Virgen de la Esperanza (32)

El reloj pasaba ligeramente de las diez y diez de la mañana cuando la Virgen de la Esperanza asomaba radiante a las puertas del convento de las Dueñas de Cabañales, las monjas que endulzan desde la clausura el día a día de Zamora. Siempre es así: la Virgen sale la primera, con los acordes del himno nacional, y espera, contempla el paso de sus miles de damas tocadas con mantilla y peineta. Puntual, a las diez y media, el cortejo se ponía en marcha. Es Jueves Santo en Zamora, es la mañana del luto elegante, impecable, de blandas y encajes. Jueves Santo de sol y vermú, de capas verdes de raso ondeando sobre el río, de una ciudad que se despereza mientras la esperanza llama a puertas y ventanas. ¿Acaso no la vemos?

La Virgen de la Esperanza ha cruzado el Duero. Las estrellas de su manto caían como nenúfares sobre el río, encendidas, para que brillen en la noche cuando todo sea oscuro. Esperanza. Es nuestro tesoro, el bien más preciado.

Las campanas del Barandales repicaban alegría y la Banda de cornetas y tambores reverberaba contra la piedra y la muralla anunciando el milagro. Desde el río, por el agua, abría su Hijo el Nazareno hace apenas una semana la Pasión en Zamora. Desde el río, por el agua, atravesaba esta mañana la Virgen el Duero para subir por la cuesta de Balborraz, la cuesta de los Oficios y de los sueños, hacia la Plaza Mayor. Zamora es una explosión de gente, una maraña. Hombres y mujeres que han guardado más de tres horas de espera apostados en las aceras para presenciar su paso solemne, cadencioso, tan medido. La Virgen de la Esperanza es la elegancia, escuela de cargadores, pulso, precisión, paso corto, leve, contenido. Por Balborraz parecía que no rozaba el suelo mientras la Banda del Maestro Nacor repetía La Saeta como un mantra. Qué momento. 

Zamora vestida de domingo en Jueves Santo, Zamora llena de vida, como una fiesta, se empapa de esperanza, la fija a sus ojos, a su corazón. Ésta sí, ésta es la Madre de todos los hombres. Sus manos abiertas acarician, consuelan. Sus lágrimas no conocen la mentira. 

Su rastro verde se perdía por Ramos Carrión camino de la Catedral entre el gentío, camino de una Salve de despedida, de una plegaria brotada en miles de gargantas. Es un hasta luego. Vida, dulzura, Esperanza de Zamora. El sol del mediodía brillaba con fuerza, es la primavera en todo su esplendor, la promesa, la vida que se abre paso. Zamora vestida de verde, verde esperanza, verde vida. Esperanza en la ciudad sin esperanza. Por eso sube cada Jueves Santo la cuesta; por eso pasa ante nuestras fachadas, se hace una más entre nosotros.

Esperanza, qué bonito nombre te pusieron.

Cofradía Virgen de la Esperanza

 

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