VÍDEO | Zamora cambia de nombre en la tarde del Sábado Santo

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Procesión de la Santísima Virgen de la Soledad (56)
Procesión de la Santísima Virgen de la Soledad (56)

Zamora cambia de nombre en la tarde del Sábado Santo. Ese día, hoy, esta tarde, se llama Soledad. Las campanas pregonan ya la resurrección de Cristo, es Sábado de Gloria, pero en Zamora la Virgen sale a mostrarnos el dolor, el amor de la Madre, y las mujeres de Zamora, más de cinco mil, vamos a su lado, con Ella. Es nuestra bandera, la más hermosa, con su luto sencillo. No necesita más.

También van a su lado las miles de personas que se agolpan en las aceras para contemplarla y los que la ven a través de la tele o de los digitales a miles de kilómetros. Van todos los que no han podido estar este Sábado Santo en Zamora y todas las que ya no pueden salir en procesión pero cierran los ojos, la echan de menos y le rezan. 

La Virgen de la Soledad es el gran amor de los zamoranos, el icono de amor de una tierra que hace ya muchos años la coronó con la fuerza de la fe popular. Reina, Madre. Este año, en septiembre, será el Obispo de la Diócesis quien la corone canónicamente, reconociendo así la fuerte devoción de los zamoranos. 

A las ocho de la tarde, con un calor casi veraniego y un cielo azul rabioso, salía la Virgen de la iglesia de San Juan saludada por el himno nacional. Las damas se habían congregado una hora antes en la Plaza de Viriato, bajo un fuerte y anómalo calor de abril, de donde han salido las dos dobles filas de mujeres perfectamente organizadas tras la banda de cornetas y tambores de Jesús Nazareno, que abría el cortejo. 

La Virgen, al ras de su camino, contemplaba su paso, para que todas pudiesen verla, para que todas pudiesen rezarle en el inicio de la procesión. Como es habitual, también desfilaban la Banda de Cornetas y Tambores Ciudad de Zamora y agentes de la Policía Municipal de Zamora, escoltas de honor de la Virgen y hermanos de Mérito de la cofradía. Ella les acompaña en su patrulleo por la ciudad, en el día a día, en los despachos, en tantas postales esparcidas por el mundo entero. Es la Madre más Universal, la zamorana más querida, más acompañada. 

Nunca está sola. Nunca faltan en San Juan flores a sus pies ni devotos, hombres y mujeres, rezando. Su imagen recogida, su tremenda hermosura, su dulce serenidad, son el icono de esta tierra de soledades, el símbolo del amor. También su silencio y su resignación, viva estampa de una tierra que nunca se rebela.

La Virgen ha realizado su recorrido por el habitual itinerario que recorre el corazón de Zamora; vive en el corazón de los zamoranos. Finalizada la procesión, ya con la noche entrada, en la Plaza Mayor se ha procedido al cántico de la Salve popular a modo de despedida. Entonces se ha producido el instante mágico en que las miles de tulipas cierran filas siguiendo el caminar de la Virgen y se alzan al cielo como estrellas en la tierra para que nos mire una vez más, para que nos guarde en sus ojos, en sus manos, en su corazón. Es nuestra forma de decirle adiós y devolverle su nombre. Hasta el año que viene, Madre, Vida, Dulzura.

(La crónica de hoy va por una nueva estrella, la de mi amigo Juan, que ya brilla en el cielo infinito de Salamanca, donde tanto me ayudó. Cuídamelo, mi Virgen, mi amor. Buen viaje, torero, amigo, maestro)

Zamora cambia de nombre en la tarde del Sábado Santo

 

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