Este año se conmemoran 30 años de la partida a la eternidad del Venerable Padre Tomás Morales, S.J., una figura clave en la renovación espiritual y apostólica del siglo XX. Este sacerdote jesuita, conocido como un apóstol de la juventud, dejó una huella indeleble en miles de personas, acercándolas al seguimiento radical de Jesucristo y a una vida coherente con el Evangelio, todo ello bajo la inspiración de su profunda devoción a María Inmaculada.
El legado del P. Morales se forjó en un siglo marcado por profundos cambios sociales e históricos, como guerras y genocidios, pero también fue un tiempo de muchas conversiones a Dios. En este contexto, la aparición de la Virgen de Fátima en 1917 jugó un papel fundamental en su vida y misión. El 13 de mayo de 1942, día del aniversario de las apariciones de Fátima, fue también el día de su ordenación sacerdotal, lo que selló una relación espiritual con este acontecimiento mariano que marcó su vida y ministerio. Su lema sacerdotal lo resumía claramente: "A Jesús sacerdote por María".
El P. Morales fundó dos Institutos Seculares y el movimiento juvenil Milicia de Santa María, todos ellos profundamente influenciados por la mística mariana de Fátima. Además, durante sus Ejercicios Espirituales, siempre contaba con la presencia de una imagen peregrina de la Virgen de Fátima en la capilla, presidiendo la conversión de los corazones.
En sus homilías y pláticas, no dejaba de resaltar las palabras de la Virgen a los pastorcillos, que él veía como un mensaje de esperanza auténticamente evangélico. Morales insistía en la importancia de la oración, especialmente el rezo del Rosario, tal como lo pidió Nuestra Señora en Fátima: "Recitad el Rosario todos los días, para obtener la paz para el mundo y el fin de la guerra".
El P. Tomás Morales falleció en octubre de 1994, en el mes del Rosario, coronando así su vida de devoción mariana. Hoy, a las puertas de un Año Jubilar, la Iglesia conmemora este 30 aniversario agradeciendo su ejemplo de vida santa y su incansable labor apostólica, siempre bajo la protección y guía de Nuestra Señora de Fátima.
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