El zamorano García Jambrina rinde tributo a Nebrija, “el humanista más importante” de su tiempo, en el quinto centenario de su muerte

La sexta entrega de su serie protagonizada por Fernando de Rojas acaba de llegar a las librerías y está ambientada en Salamanca, en el mundo floreciente de las imprentas a comienzos del siglo XVI

El zamorano García Jambrina
El zamorano García Jambrina

Luis García Jambrina (Zamora, 1960) sigue fiel a su cita con ‘Los manuscritos secretos del pesquisidor Fernando de Rojas’ y acaba de llegar a las librerías españolas la sexta entrega de la serie, ‘El manuscrito de niebla’ (Espasa, 19,90 euros), donde rinde tributo a Antonio de Nebrija, el autor de la primera gramática en lengua castellana, de quien se conmemora este año el quinto centenario de su fallecimiento. Ambientada en los primeros años del siglo XVI, entre ‘El manuscrito de nieve’ (2010) y ‘El manuscrito de aire’ (2019), con su nueva novela profundiza en un personaje “moderno y atractivo”, que para Jambrina es “el humanista más importante” de su tiempo.

“El título de cada libro de la serie siempre tiene que ver con la trama pero también es simbólico. En este caso la niebla forma parte de la realidad de la ciudad de Salamanca en otoño e invierno, y a nivel simbólico representa el oscurantismo de la Edad Media que encarnaban algunas órdenes religiosas, la propia universidad en ese momento y la Inquisición. Frente a todo ello, Nebrija encarna las nuevas ideas del humanismo y la luz del conocimiento. Él se formó en Bolonia y cuando regresó su misión estaba clara: traer esas nuevas ideas y luchar contra la barbarie que se había instalado en la sociedad y en la universidad; de ahí los enfrentamientos y problemas que tuvo con muchos colegas y con la propia institución”, resume el escritor.

Después de haber aparecido citado en varias entregas precedentes, Nebrija se convierte ahora en el eje capital de ‘El manuscrito de niebla’, que arranca con la muerte violenta de un tipógrafo en la noche del 25 de noviembre de 1506, en una imprenta de Salamanca de donde han sustraído varios originales de Nebrija, que le encarga a su buen amigo Fernando de Rojas esclarecer el misterio y recuperar los manuscritos.

A esa trama criminal, en la novela se suman otros elementos como el proceso emprendido contra Nebrija por el inquisidor general de la Corona de Castilla, Diego de Deza (otro personaje que ya había desfilado por la serie previamente), y otra subtrama criminal que busca arrojar luz o plantear nuevas incógnitas en torno a otro gran enigma histórico: la muerte (o asesinato) de Felipe el Hermoso en Burgos en 1506.

El libro, herramienta transformadora

Otros de los grandes protagonistas de las páginas son la imprenta y las librerías, y el rol decisivo que jugaron para propiciar el salto y la “transformación” de la Edad Media a la era moderna. “Quería mostrar toda esa revolución porque es algo que interesa mucho en este momento. En esta época de la digitalización los lectores sentimos una cierta nostalgia del libro impreso y de la historia del libro, y ese momento es crucial en este sentido”, reflexiona Jambrina en declaraciones a Ical.

Con esa eclosión, “Salamanca enseguida se convierte en un gran foco cultural y del libro gracias a la Universidad”, una realidad que le permitía abordar el personaje, ya que Nebrija “estuvo estrechamente vinculado a las imprentas”. “Siempre se pensó que era propietario de una de ellas, algo que nunca se pudo probar, pero lo que sí está claro es que controlaba muy directamente el proceso de edición de sus libros”, apunta.

En ese sentido, García Jambrina se refiera a Nebrija como “el primero que defiende lo que luego se llamarán los derechos de autor”, ya que fue “el primer particular que solicitó un privilegio para poder imprimir una obra suya dentro de un territorio, y estaba muy pendiente de las posibles ediciones piratas de sus obras”.

A su juicio, la presencia de la Universidad fue la que hizo que Salamanca se convirtiera desde el primer momento en un “foco de atracción de impresores itinerantes, que llegaban a la península sobre todo procedentes del sacro imperio romano germánico”, antes de que abrieran sus puertas a orillas del Tormes las primeras imprentas en la ciudad, “importantes tanto por el volumen de libros que sacaban como por la calidad”. Otro factor decisivo, a su juicio, fue la cercanía de Medina del Campo y la importancia europea de sus ferias, a las que acudían impresores y libreros de toda Europa, “especialmente de Francia, Alemania y otros países, para distribuir desde Medina todos sus libros por otros lugares”.

‘El manuscrito de niebla’ es una muesca más en un proyecto que arrancó en 2008 con ‘El manuscrito de piedra’, que supuso el inicio de una tetratolía en torno a los cuatro elementos, que encontró continuación el pasado año con ‘El manuscrito de barro’, punto de partida de una segunda tetralogía donde recoge “variaciones sobre esos cuatro elementos”, que ahora encuentra su segunda entrega en el volumen que acaba de ver la luz. 

Así pues, García Jambrina afrontará a lo largo de este año el reto de dar forma a la siguiente entrega, donde sacará a Fernando de Rojas del ámbito peninsular (como ya hizo con ‘El manuscrito de aire’, ambientada en el Nuevo Mundo) para llevarle hasta Roma, un “escenario” que al autor le “atrae mucho”, ya que es una ciudad donde en aquellos años “ocurrían muchas cosas y estaban puestos muchos intereses españoles, ya que allí se fraguaba la gran política internacional”. 

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