Era la última jornada del campeonato y el Zamora no se jugaba nada. Tras una temporada en la que la hinchada se ilusionó, la falta de objetivos en el tramo final de la campaña hizo que la hinchada se haya reducido a mínimos históricos. Menos de medio millar de seguidores alentó a los rojiblancos para cerrar el curso.
Para empezar, a la grada no terminó de convencerle que zamoranos como Tomás, Barbero o Fradejas no tuvieran minutos en la despedida de la afición. Menos gustó que a los cuatro minutos el Ávila ya estuviera por delante. Algo que se corrigió con una remontada antes del descanso que al menos permitió a los aficionados alegrarse con los tantos de Cabral y Eguileor.
La segunda mitad no tuvo especial trascendencia, y en las butacas se comentaba más la dimisión de la secretaria y la negativa de Segismundo Ferrero a convocar elecciones, que la táctica o la técnica que se veía sobre el campo. Los minutos fueron cayendo y con ellos una remontada del Ávila que no hizo sino dar mayor tristeza al cierre de una temporada de transición.
Al final, escasos cien espectadores se quedaron en el estadio para aplaudir el esfuerzo de la plantilla. La temporada está zanjada y el futuro es de incertidumbre.
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