En la segunda parte, con el equipo remontando, la grada celebró en pie cada tanto, silbó cada ataque del rival y presionó a los árbitros ante cada acción dudosa. Si el día de Ademar el Ángel Nieto recibió bien al Balonmano Zamora, el día de Anaitasuna aumentó su calor y afecto, hoy la afición ha rozado el lleno y quizá, en un futuro no muy lejano en esta Asobal, reclamar la apertura del fondo para poder presionar aún más al rival tras la portería.
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