No fue un buen partido pero tuvo un final inmejorable. Gol de Levas en el minuto 94, victoria agónica y algarabía en una hinchada que ve cómo la fortuna por fin sonríe al Zamora. Una hinchada que aplaudió el tanto del lateral zurdo principalmente porque suponía tres puntos vitales, pero también como forma de desquitarse de un choque en el que los burgaleses desquiciaron a la parroquia local con pérdidas de tiempo constantes, entradas especialmente agresivas y sobre todo la fea dedicatoria de Miguel en el 0-1, que se dirigió a la grada llevándose la mano a la oreja.
Por eso, en el gol del Zamora que supuso la victoria, los seguidores soltaron toda la rabia y celebraron la segunda victoria consecutiva en casa. Aquellos que habían decidido quedarse, ya que hubo varios hinchas que temiéndose lo peor decidieron macharse antes de que comenzara el tiempo de prolongación, devolvieron con aplausos la fe del equipo hasta el final. Una fe que no estuvo acompañada de buen juego, aunque lo fundamental este domingo era la victoria.
En los prolegómenos del choque saltaron al campo con el primer equipo del Zamora varios componentes del Promesas Benavente, un club de reciente creación que aprovechó el domingo para realizar una jornada de convivencia con los equipos de base del Zamora CF y que terminó con la invitación al partido entre rojiblancos y burgaleses.
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