Alrededor de mil doscientos incondicionales fueron los que acudieron en la matinal de este domingo al estadio municipal Ruta de la Plata para ver una nueva jornada del Zamora CF. No parecía la jornada propicia, puesto que enfrente estaba un rival que en caso de ganar se colocaría tercero en la tabla, el Celta B. Pero esos mil doscientos hinchas demostraron su fidelidad, más allá del resultado y del constante baile de horarios marcado por la televisión.
Fue un encuentro solidario en primer término, dado que Cruz Roja envió voluntarios para recaudar fondos para los afectados por la guerra en Ucrania. Además, en los prolegómenos del choque, parte de la plantilla de Cruz Roja que habitualmente acude a los partidos del Zamora posó en la foto inicial con el once del club rojiblanco.
Tras eso, los hinchas vivieron un choque de infarto. Un duelo en el que se encumbró, con razón, a un nuevo ídolo de la afición zamorana: Pau Torres. Sus dos penaltis detenidos y la mano salvadora en un remate en el minuto 93 sirvieron para que la afición corease su nombre en varias ocasiones, incluido en el tramo final.
La hinchada celebró el gol de Baselga y supo sufrir en los momentos más complicados, cuando su equipo estuvo con un jugador menos durante la última media hora del encuentro. Al final, alegría en una grada que volvió a disfrutar de una victoria. Y es que esta temporada, los rojiblancos solamente han ganado como locales al Calahorra, a Unionistas de Salamanca y este domingo al Celta B. La permanencia sigue estando difícil, pero la afición creerá una semana más.
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